𝐔𝐍 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐙 | ❝ A él le gusta ella, a ella le gusta él, todos los sabemos, excepto ellos. ❞
Sirius Black: Engreido, mujeriego, arrogante, testarudo, casanova, idiota... esas son solo algunas de las palabras con las que Sabrina describ...
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" Este suceso tiene nombre, segundo nombre y apellido. "
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JAMES LE HABLABA a Sirius de algo y él lo sabía, ya que podía ver como los labios de su amigo se movían sin parar mirándolo, pero Sirius no estaba prestando atención para nada. Remus, a su lado, asentía hacia el chico, bastante cansado. Sirius estaba más pendiente a la chica castaña que conversaba tranquilamente junto con su grupo de amigos a unos cuantos mentros de distancia.
Su mirada era maliciosa, y esperaba con ansias a que apareciera la comida. Merlín pareció escuchar sus plegarías ya que en ese instante, un montón de comida apareción en las mesas de las cuatro casas, y todos los estudiantes comenzaron a cervirse en su plato.
Del otro lado del salón, Regulus miraba preocupado a su hermano, mientras Narcissa, junto a él, se cervía un plato entero de pollo, con una sonrisa radiante por tanta comida.
—Algo no está bien —comentó, tomando un sorbo de jugo de calabaza.
Narcissa lo miró aburrida.
—¿Qué quiere decir eso?
—No lo sé. Es decir, miralo a mi hermano —le dijo el chico, sin despegar los ojos de Sirius.
—¿Qué pasa con él? —indagó Narcissa, observando también al chico, sin encontrar nada extraño en su actitud. El chico sonreía con malicia, algo muy normal en él, y estaba sentado al lado de James Potter y enfrente de Peter Pettigrew y Remus Lupin, lo normal. Y al rededor de los cuatro chicos, muchas niñas obsesionadas, los miraban babeando, aunque ellos no parecían darse cuenta de eso.
—¿Por qué mira tanto a Sabrina de esa forma? —dijo ahora mirando a su amiga que veía a Lucas divertida.
—¿De qué forma? ¿Cómo sabes que la esta mirando a ella? Tal vez está mirando a otra persona.
—O tal vez no.
—No creo que Sirius...
En eso, un gran estruendo resonó entre los estudiantes. Todos voltearon a ver la mesa de los leones, donde una pequeña chica estaba cubierta de jugo de calabaza.
En pocos segundos se comenzaron a escuchar pequeñas carcajadas que se fueron propagando y prontó, todo el salón estaba sumido en risa y deversión.
Narcissa miró mal a un niño que estaba a su lado, que estaba a punto de soltar una carcajada. Fue bonito ver como el niño se volvaba todo su vaso de agua al ver la pesada mirada de la rubia.
—Callense —dijo Narcissa a sus compañeras de cuarto que estaban sentadas frente a ella que reían abiertamente. Pararon al instante.
Regulus, por su parte, observaba frustrado a su hermano que era el que más fuerte reía de todos en su lugar en la mesa.
Los primos observaron como Sabrina era abrazada por su mejor amiga Sophie. Regulus sabía que estaba llorando, la conocía muy bien como para nosaberlo. Ella no la estaba pasando bien por obvias razones, y estaba dispuesto a levantarse e ir hasta la mesa de Gryffindor para sosegar a su más amiga. Estaba dispuesto a abandonar todo su orgullo de serpiente.
—¡¿De qué se rien idiotas?! ¡En cuanto vea a algun alumno riendose de esto, les corto la cabeza! —dijo la rubia amiga de Sabrina, sin apartarse de su abrazo. Ella tenía la cabeza de la castaña acurrucada en su pecho, y no parecía querer soltarla hasta que esta etuviera lista.
Las risas disminuyeron en gran cantidad gracias al grito de la gryffindor, sin embargo, no todos habían terminado con su diversión. Sirius continuaba riendo, junto con un grupo de chicos más de gryffindor y casi toda la mesa de Slytherin continuaba, aunque Narcissa ya no sabía si se burlaban de lo que le había sucedido a Sabrina o si se burlaban de la amenaza de Sophie.
Fue una sorpresa ver como Sabrina salía corriendo del lugar, seguida de su amiga rubia. Regulus se levantó al ver pasar a Sabrina, pero no fue tras ella; en su lugar, calló a todos los Slytherins que reían.
—¡Silencio, idiotas! —exclamó, aunque casi nadie apagó sus risas.
Regulus volvió a sentarse en su lugar, frustrado por no haber podido hacer mucho. Narcissa observó como la profesora McGonagall también salía de la enorme habitación para seguir a sus dos estudiantes.
—Este suceso tiene nombre, segundo nombre y apellido —comentó Narcissa con aburrimiento, mirando algo, o mejor dicho a alguien, fijamente.
—¿Oh, en serio? —cuestionó sarcástico—. Dame una pista —volvió a agregar con ironía. Est vez sonriendo falsamente y con un tono suplicante que casi hizó reir a Narcissa.
—Es parte de nuestra familia —dijo la rubia, siguiendo con el juego de su primo.
—No me digas. No tengo idea de quien puede ser.
—Sirius Orión Black.
Narcissa no había dejado de mirar a su primo al otro lado de la habitación que no paraba de reir. También había notado algo curioso, y es que, sus tres amigos no se reían, para nada, es más, lo miraban con el ceño fruncido.
—¿Qué fue lo que hiciste Sirius? —cuestionó, Remus con el ceño fruncido. Sirius apagó su risa para mirarlo y fue recién en ese instante en el que noto la falta de diversión en la cara de sus amigos.
—¿Qué?
—¿Tuviste algo que ver con lo que le acaba de pasar a la chica esa? —cuestiona James mirandolo con reproche algo que sorprendió a Sirius, nunca antes lo había visto con esa mirada, menos si era dirigida a él.
—¿Yo?
—Sí tú —se sumó Peter.
—Pero por supuesto que no.
Sirius notó como Remus fruncía el ceño y lo miraba severamente, lo conocía demasiado bien como para saber que claramente les estaba mientiendo. Sirius resopló.
—Bueno... tal vez si tuve algo que ver... Pero ha sido divertido —les dijo recuperando su sonrisa.
James se cruzó de brazos enfadado, Remus soltó un suspiro y Peter frunció el ceño.
—A mi no me ha parecido divertido —comento el rubio, poniendose de pie con su libro en la mano.
—A ti nada te parece divertido, Rem; eres bastante aburrido, ¿lo sabes? —le dijo el de pelo negro con aburrimiento. Aquello sólo logró otra mirada severa de Remus.
—Vamonos Peter —le dijo al niño y se fue del salón, con el chico siguiendolo detrás.
—Que aburridos son —le dijo al de anteojos, pero este lo seguía vienod de mala manera.
—Regla merodeadora número uno, no organizar bromas solos, somos un equipo —citó el chico y Sirius frunció el ceño—. Adiós, Sirius.
James se pusó de pie y, al igual que sus otros dos amigos, se fue por la puerta, Sirius notó como su hermano y su prima también salía a buscar a la chica que hacía unos instante había sido víctima de una broma de Sirius Black.
