36: Hombre lobo

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" No estas muerta, querida

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" No estas muerta, querida. "

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SABRINA SE PUSO alerta al escuchar aquel pequeño sonido y luego se volteo bruscamente al escuchar un gruñido, un gruñido de animal; uno salvaje. 

Un lobo.

Había un enorme lobo observandola con aires depredadores, mostrando sus afilados dientes y sus enormes garras. 

No, no era un lobo. 

Era un hombre lobo. 

Sabirna lo sabía, lo sabía muy bien, tenía el hocico más corto y tenía lastimaduras que goteaban sangre recientes por todo el cuerpo, lo que quería decir que se las había hecho él mismo, y un lobo no haría eso. 

Sabrina observó como el lobo soltó un fuerte y largo aullido, que no tardó en mesclarze con el grito cargado de terror de Sabrina. 

La chica retrocedió cuando el animar avanzó. Al ver que el hombre lobo no tenía intenciones de dejarla ir ella comenzó a correr. 

Corrió, sin importarle si las ramar rasgaban su ropa o su cara. Sin importarle si hacía o no ruido que podía causar que algun profesor se despertara. Sólo corrio, corrió por su vida. El hombre lobo iba siguiendola, pisándole los talones. Ella volteaba de vez en cuando a verlo, la última vez que lo había hecho lo había dejado bastante atras. 

Sintió como una rama se enredaba en su pierna y subía poco a poco. Su cuerpo de tambaleo y cayó completamente de cara al suelo. Su pijama escarlata se llenó de tierra, aunque Sabirna no se preocupo por ello o por todas las roturas que tenía, se preocupo más por desahacerse de la planta que se enredaba por su pierna cada vez más. El hombre lobo estaba cada vez más cerca. 

La enredadera subía y subía cada vez más y no paraba de subir. Sabrina se alteró e intentaba por todos sus medio sacarsela, observando como el animal cada vez se acercaba más. Su respiración era acelerada y su cuerpo temblaba. 

Por tanto miedo se había olvidado que su varita estaba en el bolsillo delantero de su pantalon de pijama, la había guardado a petición de Regulus por precaución y, a pesar de que ella insistía en que no la necesitaría, decidió hacerle caso y llevarla con ella. Te amo, Regulus Black.

Con su mano temblorosa, apunto a la planta y exclamó—: ¡Expulso!

Un rayo de luz azul salió de la varita de la chica y las plantas soltaron su pierna instantaneamente. Sabrina se levantó de un salto y trato de volver a correr pero algo la volvió a agarrar de la misma pierna, solo que esta vez, no era una planta. La garras del hombre lobo se encarnaron en la piel pálida de la chica, causando un gritito ahogado de su parte. 

El animal le vantó una de sus largos brazos a la vez en que Sabirna levantaba su varita. 

Justo cuando el hombre lobo rasguño el fragil estómago de la niña ella lanzó un hechizo para defenderse. 

—¡Stufey! —su voz se escuchó entrecortada por fuerte dolor que sentió en el estomago que comenzaba a sangrar en gran cantidad. 

El gran animal salió volando por los aires y calló al suelo causando un ruido sordo. La castaña escuchó sus gruñidos y los vió retorcerse ante su hechizo. 

—¡Desmaius! —volvió a defenderse por precaucion y el animal volvió a salir volando, pegandose la espalda contra un árbol y quedando completamente inconciente. 

Por un instante, la castaña se preocupo ya que lo más probable era que el hombre lobo sea un estudiante del colegio y se abrumo de tan solo pensar que lo había lastimado; pero luego observó su estomago, grandes chorros de sangre salían de este. 

Sabrina se apreto en la herida, pues eso suelen hacer en las películas, soltó un gemido pero siguió presionando y, con un poco de ayuda de su varita se puso de pie y llegó al colegio. No pudo más y se desmayó. 


Sabrina abrió los ojos bruscamente y saltó de la cama. Un horrible dolor punzante en su estomago la hizo volver a su lugar y retorcerse. 

—Tranquila, relajate y no te levantes —escuchó que alguien le decía, pero la voz la escuchaba realmente alejada. 

Su vista era borrosa y no podía distinguir nada, sólo veía todo blanco. 

¿Estoy muerta?

—No estas muerta, querida —le respondieron. 

¿Lo dije en voz alta?

Pronto, Sabrina dejó de ver borroso pero seguía viendo todo blanco, creyó que estba ciega pero luego notó que era el techo; pero no el techo de su cuarto, era el techo de la enfermería. 

Sabrina observó a la mujer que estaba frente a ella, estaba acomodando unas vendas que tenía alrededor de todo su abdomen. 

—No tienes nada; podrás irte luego de que tomes un calmante y una pastilla para el dolor —le dijo poniendole las dos pastillas en la mesita pequeña que estaba a su lado. 

A pesar de que la mujer estaba allí, a su lado, Sabrina seguía escuchando su voz alejada. 

Se tomó el calmante primero y luego la pastilla del dolor, no tardó mucho en hacer efecto y protó dejo de sentir dolor y la voz de la mujer ya no estaba lejos. 

—Tendrás que venir todos los días a cambiarte esa venda para que no se te infecte y todas las semanas te haré un chequeo para saber como te encuentras. Tu abdomen preciso sutura, pero el resto de las heridas estan bien. 

Sabrina se observó el cuerpo. Estaba en ropa interior con la benda en su estó mago y  otras vendas más pequeñas alrededor de sus brazos y piernas. 

—La profesora McGonagall le trajo algo de ropa para que pueda salir si es lo que dese, sino se siente segura, puede quedarse aquí. Yo opinó que se encuentra bien pero si usted prefiere... 

—No, está bien. Gracias por todo señorita Pomfrey —le dijo tiernamente y se puso de pie para vestirse. 

No tardó mucho, ya que la mujer la había ayudado, por si sentía algo de dolor o si le costaba. Se estaba atando los cordones cuando notó como alguíen gemía por dolor. 

La chica volteo a ver de donde provenía el ruido y se encontró con una cortina cerrada, dando más privasidad a otro paciente. 

—Ya le traigo un calmante, señor Lupin —informó la mujer con naturalidad. 

—Muchas gracias, Poppy —se oyó. 

Sabrina se sorprendió por el apodo, pero aún así salió de la habitación con duda y con la imagen de un hombre lobo atacandola. 

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〖♡ M I R I D E G R A N G E R ♡〗

𝐔𝐍 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐙 | Sirius Black | © EN PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora