Capítulo 4

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Capítulo 4

Observé el reloj frente a mí, esperando a que marcará las siete de la noche, para poder ver a mi prometido por fin. Volví a acomodar todos los documentos frente a mí, y la computadora portátil con la página web abierta

—Muy bien, tú puedes, Irina—susurré, dándome fuerzas

Adrián entró a la habitación, hablando por celular, asintió a lo que sea que le estuvieran diciendo del otro lado, volví acomodar los documentos frente a mí, y le di refresh a la página abierta en la portátil

—... bien, hablaremos mañana—colgó y se acercó a mí, besó mi mejilla y se sentó a mi lado. Soltó un suspiro bajo y mi estómago se volvió pesado—Sandrine me dijo que querías hablar conmigo, ¿sucedió algo?

Abrí la boca, pero nada salió, sus ojos lucían cansados y tenía líneas de expresión en el rostro, haciéndolo lucir más temible, agarre los documentos y negué

—No, yo...

Adrián tomó la portátil y la puso sobre sus muslos, miró la página y después a mí

››No es nada, lo juro—susurré, apretando los documentos con nerviosismo

—¿Quieres entrar a la universidad?—preguntó y yo tragué saliva

—Es una tontería—murmuré, con un nudo en la garganta. Lo miré y tenía el ceño fruncido

—¿Por qué es una tontería? ¿Te has arrepentido de querer intentarlo? ¿De esto querías hablar?

—Sí, yo... Quería tu permiso para...

—¡Dios, solecito!—soltó un suspiro y sonrió un poco, se acercó a mí, tomó mi mentón entre sus dedos y me hizo mirarlo a los ojos—No tienes que pedirme permiso, Irina. Es tu vida, ya se te quito una opción, no te quitaré más, si es lo que quieres, yo voy apoyarte. Pero tengo condiciones—asentí, con una sonrisa boba en mis labios—tendrás un chófer contigo en todo momento, y tendrás un guardaespaldas, no dejaré tu seguridad de lado

—Muy bien, puedo aceptar eso

Tomó los papeles de mis manos y miro toda la información que reuní durante los últimos días y que me anime a imprimir en la tarde

—¿Teatro?—preguntó, con verdadero interés

—En realidad es artes, pero tomaré materias con teatro y danza durante el primer semestre—asintió, y continúo leyendo la información—Sé que no soy tan buena como los demás que van a entrar, pero, sé que puedo hacerlo

—Eres una bailarina fantástica, Irina. La universidad es la afortunada de tenerte en su curso—me jaló a sus brazos y volvió a besar mi frente—Sé que brillarás, solecito

Me acerqué a su costado, y recargue mi cabeza en su pecho, cerré los ojos y tomé una respiración profunda

Nunca nadie me enseñó a creer en mí, pero sé que soy buena, y con Adrián a mi lado, me hace sentir que soy capaz de lograrlo todo

Eres fuerte. Eres valiente. Y eres buena, Irina. Te lo mereces

[...]

Adrián y Niklas hablan en el patio, junto con Damon. Hanna está hablando con una mujer que no conozco, y yo estoy escondida detrás de una pared. Mis manos sudan y mi corazón late como loco, Adrián prometió que ni Hanna, ni nadie, volverían a decirme nada, pero no confío en que Hanna vaya a cumplir su promesa

—¿De quién te escondes?—di un brinco cuando la voz infantil de un niño llegó a mi oídos, sentí mis mejillas sonrojarse

Me giré, encontrando a un niño de unos 6 o 7 años, de la mano con una niña de 3 o 4 años, ambos mirándome con curiosidad. Sé que el niño es Massimo Lombardi, pero ni idea de quien sea la niña

IneffableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora