Capítulo 11
Adrián está haciendo figuras con su dedo sobre mi espalda desnuda, entrecerré los ojos y bostece. Me había quedado dormida minutos después de nuestro encuentro... romántico. Mi cuerpo no está acostumbrado a pasar una noche fuera de casa bailando y bebiendo, y al día siguiente hacer una actividad física tan elaborada. Me dolían los músculos, pero no de una mala manera
—¿Estás adolorida?—la voz de Adrián me envolvió como seda en mis oídos
—Me duelen músculos que ni siquiera sabía que existían—él se rió y depositó un beso en mi hombro
—Levántate, pedí que te trajeran una pastilla para el dolor
La luz de la tarde, casi noche, se filtró por la ventana abierta, tener que sentarme era todo un suplicio para mis músculos débiles, pero lo hice. Adrián me pasó la pastilla, y besó mis labios con ahínco
—¿No trabajaste?—pregunté, porque realmente creí que después de nuestra mañana y de que yo me quedara dormida, él regresaría a trabajar, como lo hace todas las mañanas
—No, es lo bueno de ser tu propio jefe. Decides darte días libres cuando quieras—volvió a besar mis labios y yo solté un suspiro de satisfacción
Traté de levantarme de la cama, pero me jaló a sus brazos manteniéndome prisionera. Una prisionera enamorada. Me reí y dejé que me besara en todo el rostro
—Por muy agusto que me encuentre aquí, necesito ir al baño—soltó un suspiro lastimero, pero abrió sus brazos y me dejó libre
—Apúrate, que todavía no estoy planeando dejarte libre por hoy—me reí, pero me apure hacer del baño para poder volver a sus brazos
Sacudí, o más bien traté de sacudir, la harina que estaba en mi mejilla, y en mi párpado, la sentía molestando a mi ojo
—Ven, puedo ayudarte con eso—me acerqué a Adrián y dejé que quitará con un pañuelo la harina de mi rostro
Después de volver a darme otro orgasmo con sus dedos y boca, y dejarme descansar, porque estaba demasiado sensible, le dije que podía hacer donas de chocolate, como las que había hecho en el pasado. Adrián me apuró a bañarme y cambiarme, y aunque había tratado de meterse a la cocina y ayudarme, me gustaba demasiado tenerlo frente a mí y que su atención estuviera completamente sobre mí. Besó mi mejilla y dejó que continuará con mis donas
La cocina siempre fue mi lugar seguro, y quizás muchas personas verán esto como algo sobre el patriarcado, que quizás sí, pero en realidad la cocina era el único lugar en el internado en el que podía huir de las habladurías de mis compañeras. Después de que Becca se fue, las chicas se volvieron más malas conmigo, así que comencé a cocinar, pero hornear siempre fue mi favorito
Perderme en los olores, en la sensación de la masa bajo mis manos, en los sabores dulces. Me daba una sensación de paz y alegría que era difícil de conseguir ahí
—Ahora solo las dejamos hasta que suene el temporizador y podremos comerlas
Adrián me jaló a sus brazos y besó mis labios con delicadeza, suspire en medio del beso
—Perdón por interrumpir—me alejé de Adrián y le dedique una sonrisita a Niklas, él me la regresó, pero su expresión estaba seria
—¿Todo bien?—pregunté, Niklas y Adrián intercambiaron una mirada extraña
—Sí, solo necesito que Adrián me explique unos papeles que encontré y no entiendo
—Ve al despacho, ahorita iré—Niklas se alejó de nosotros

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Ineffable
Chick-LitLibro 2 de la saga "Amores que duelen" Ineffable: aquello que no puede ser expresado con palabras No estaba destinada a casarme con él. Yo soy el nuevo sacrificio que debe casarse con el solitario lobo feroz. Pero al contrario de lo que todo mundo...