Capítulo 26

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Capítulo 26

—Mi niña—Sandrine besó mi frente y me abrazó con fuerza en cuanto entré a la casa. Cinco días en el hospital fueron suficientes para hacerme feliz de salir por fin de ahí

Aparte Adrián estuvo nervioso todo el tiempo, porque no podíamos tener la seguridad que él consideraba necesaria, así que, por su bien y el bien de los doctores y los demás pacientes del hospital, decidieron darnos el alta. Adrián viene junto con Jason, ambos cargando a uno de los bebés

—Estoy bien, Sandrine—susurré, regresándole el abrazo con fuerza

—Por supuesto que lo estás—dijo con la voz ronca por culpa del llanto que estaba tratando de retener—Pero de todas formas te haré un enorme pastel de chocolate, ve a recostarte, anda—me empujó un poco y me reí, me regresé abrazarla de nuevo

—Gracias por cuidar bien de él—susurré solo para las dos, ella asintió y limpió sus lágrimas

Jason me pasó al mellizo y nos dejó a Adrián y a mí para irnos solos a la habitación

—Me gustaría tener a los bebés en nuestra habitación, ¿te molestaría eso?—preguntó y negué, porque eso mismo le iba a preguntar yo

—¿Cómo está Luz?—pregunté, resulta que mi madre... Carla, había decidido robarle la niña a una exnovia de mi hermano cuando ésta se negó a abortar. Ahora Luz está con su madre y mi hermano tiene un montón de mierda por explicar, de igual manera hice que Adrián tuviera hombres sobre ella, porque no volveré a ser tan confiada e ingenua

—Está muy bien, solecito. Su madre y ella están yendo a terapia, y tendrán una consejera que le ayude a Luz a incorporarse al jardín, va un poco más atrasada que otros niños, pero sigue siendo muy inteligente

—Me gustaría verla

—Por supuesto, haré que la traigan mañana mismo—asentí

Dejé que Adrián se encargará por completo de los mellizos, y también de mí, porque sé que lo necesita para volver a sentirse en control consigo mismo. Acomodó a los bebés en la cama junto conmigo y él se recostó detrás de mí cuando yo también me terminé de acomodar en la cama. Enterró su cara en mi cuello y soltó un suspiro

—Por fin me siento completo—susurró, abrazándome con fuerza

—Te amo—susurré, porque sé que él necesitaba escuchar esas palabras, tanto como yo necesitaba decirle

—Te amo, solecito, eres mi vida


[...]


Jonathan aventó a Adessa y entró él primero a la habitación, solté una risita y me reí con fuerza cuando Adessa lo golpeó en la cabeza

—Puedes esperar tú jodido turno, Jonathan—dijo Nate, agarrando de la chaqueta a Jonathan, impidiendo que avanzará hasta a la cama y dejando camino libre para que su esposa se acercará a mí

Adessa me abrazó con fuerza y yo le regresé el abrazo, tratando de controlar las lágrimas, Adrián estaba simplemente observando todo desde la distancia

—No vuelvas a asustarnos de esa manera, Ina. Casi enloquezco sin ti—asentí y la abracé más fuerte, ella se alejó después de unos minutos

—Tuviste a tu hermosa niña—dije, apuntando a la bebé que descansaba en los brazos de su esposo

—Y tú tienes dos hermosos bebés, ¿ya les has puesto un nombre?—negué, avergonzada, porque ni siquiera había tenido un nombre en mi cabeza en todo el tiempo que estuve encerrada—Tengo enorme libro con nombres de bebés y sus significados, te lo traeré

—Ya quítate, Adessa. Dejé de querer ser una acaparadora—Jonathan la alejó de mi lado y él me abrazó con fuerza—¡Mi hermosa Irina! Todos estábamos perdiendo la cabeza sin ti aquí

Durante un segundo me sentí abrumada por todo el cariño que estaba recibiendo, mis ojos cayeron en cada una de las personas en la habitación, personas que esperaron a que yo volviera a casa, a un lugar seguro para venir a visitarme porque así lo pedí yo

Hanna, Niklas, Damon, Adessa, Nate, Jonathan y mi hermana me miran en silencio, quizás entendiendo que estoy procesando toda esta situación

—Para que quede claro, yo apoyaba a tu esposo con que quemará toda la ciudad hasta encontrarte—dijo Jonathan, luciendo orgulloso

—¡Yo también apoyaba esa idea!—Damon levantó la mano y se apuntó así mismo. Todos lo voltearon a ver—¿Qué?

Mis ojos cayeron en los de mi hermana, quien también se había mantenido en una esquina en todo ese tiempo, me sonrió de forma temblorosa y asentí, agradeciéndole en silencio que se hubiera hecho cargo de Carla. Quizás las dos por fin nos podamos sentir libres

Todo a mi alrededor se sumergió en un sinfín de risas, anécdotas, quejas, gritos... en fin, cosas que una familia hace


[...]


—Tuviste unos bebés hermosos—le sonreí a Emmy y murmuré un gracias—Serás una madre fantástica, Nina. Si alguien sabe cómo ser una buena madre, esa eres tú

—También eres una buena madre, Emmy. Te sacrificaste por mí durante años

—No, no lo hice

—Sí, lo hiciste. Ambas sabemos que jamás hubiera sobrevivido a Carla y tú la tuviste que soportar por tu cuenta durante años, mientras yo estaba en una burbuja. Me cuidaste y aún a la distancia, seguiste velando por mí. Hanna me dijo que el dinero del internado salió de tu propio fideicomiso, voy a pagarte, Emmy

—No es necesario, Nina. Eres mi hermanita—asentí y rompí en llanto, Emmy se acercó y me estrechó en sus brazos

—Roan y su esposa, Viktoria, quieren conocerme—susurré, necesitando un consejo

—Lo sé, Roan también me pidió verme a mí—me alejé de su abrazo y la miré—Me negué, no quiero tener nada que ver con él

—¿Por qué?—pregunté, sin comprender porque su aceptación a no tenerlo en su vida

—Porque a diferencia de contigo, él sí sabía de mí, pero simplemente no le importé. Me odió y despreció solo porque era hija de Carla, aunque también llevaba su sangre. Estoy cansada de padres egoístas

—Entonces no quiero conocerlo—dije, segura de mi decisión. Emmy tomó mi rostro entre sus manos

—Nina, te agradezco que quieras ponerte de mi lado, pero tú mereces tener padres amorosos

—Pero eres mi hermana

—Y tú mi hermanita, y por ese motivo no voy a dejar que sacrifiques tu felicidad de tener una familia por mí. Porque ambas sabemos que deseas tener una madre que te acompañe de compras, vea tus recitales de ballet y te ayude a cocinar, y un padre que te proteja, te cuide y te ame. Y mereces ser feliz más que nadie, Nina. Mereces todo lo bueno que hay en esta vida, cariño

—Pero seguirás siendo mi hermana, ¿verdad?—pregunté, llorando como una bebé

—Lo seré, por siempre y para siempre, hermanita—pegó su frente a la mía y cerró los ojos—Te amo muchísimo, Nina

—Y yo a ti, Emmy



Y esa fue la última vez que vi a Emmy en USA, porque después de eso regresó a Europa, donde su verdadera felicidad estaba, a lado de sus hijos y su esposo. Una felicidad que merecía, porque como ella me dijo, merece todo lo bueno que hay en esta vida. Seguimos en contacto, por supuesto, todos los fines de semana hacemos una videollamada donde mis hijos conviven con los suyos, y donde seguimos planeando unas vacaciones familiares. Ella junto con su familia, yo junto con la mía y nuestro hermanito. Solo nosotros.



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IneffableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora