Capítulo 1

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Capítulo 1

Damon se estacionó frente a un edificio enorme, el portero se acercó, esperando a que el conductor le abriera la cajuela para sacar mis maletas

En definitiva es un lugar hermoso, pero algo estaba mal. Sabía que mis papás y hermanos seguían viviendo en nuestra casa victoriana a las afueras de la ciudad grande. Los periódicos jamás mencionaron que hubieran conseguido un lugar nuevo donde vivir

—Damon, ¿dónde estamos?

Salí del auto cuando Damon lo hizo, dejando mi pregunta en el aire. El portero comenzó a arrastrar mis dos maletas por el camino, adentrándose primero que nosotros

—Me han pedido que te instale en este lugar

—¿Por qué? Mis padres tienen su propia casa, no es necesario gastar en un hotel

Damon se encogió de hombros y entrelazó su brazo con el mío, jalándome al interior del edificio. Ni siquiera tuvimos que detenernos en recepción, pasamos directamente al ascensor

Observé todo con ojos curiosos, desde el elevador con pequeñas figuras bañadas en oro, hasta nuestro reflejo en el espejo. El portero apretó el último botón, que ni siquiera tenía un número de piso, salió un pequeño teclado. Damon se acercó y puso una contraseña. Sus ojos se entrecierran en mi dirección, así que aleje mi mirada curiosa, dándole la privacidad necesaria para poner el código. Las puertas se cerraron y el elevador comenzó a subir

—¿Por qué Adrián te mandó por mí? ¿Dónde está mi hermana? ¿Se han casado?

Damon se tensó por mi última pregunta, pero lo disimuló al mirarme con una sonrisa que trataba de ser alentadora. Pero no respondió, la campana del elevador lo salvó al abrirse en un piso

El portero dejó las maletas en la entrada de la sala y regresó al elevador, Damon me jaló, adentrándome al lugar. Todo era muy... lindo, sofisticado, las enormes ventanas en la sala, el espacio libre entre la cocina y la sala

Un penthouse

Jamás había estado en uno. Las habitaciones en el internado eran normales y las teníamos que compartir con dos chicas más, o con tres, dependiendo cuantas chicas hubiera en ese momento

—¿Por qué estamos aquí?

—Es tú casa—dijo Damon de forma despreocupada

Ignoré su comentario, no creyendo ninguna palabra. Mi instinto me seguía diciendo que algo iba tremendamente mal, pero lo ignoré, otra vez. Me acerqué a una de las enormes ventanas, el edificio es tan grande, que solo se ven nubes, ni siquiera había presencia de pájaros volando

El sonido del elevador me hizo dejar de mirar la ventana, para ver como Damon entró, apretó el botón para cerrar las puertas, dejándome sola. Sola en un lugar que no conocía

—Damon... —susurré, sin entender qué estaba ocurriendo

Recuerdos de mi primera vez llegando al internado, las llamadas sin contestar que siguieron y los años robados llegaron como golpe a mi mente, corrí hasta el elevador y golpee las puertas

—¡Damon! ¿Qué haces? ¿por qué me estás encerrando?

—Lo siento, Irina. En verdad lo lamento, espero en un futuro me puedas perdonar—dijo, su voz escuchándose baja por la puerta de metal que nos separaba—Es tu nuevo hogar, puedes husmear todo lo que quieras, pronto vendrán a darte más noticias

—¡No, Damon, no! ¡No me dejes aquí encerrada, por favor!

—Lo lamento

El inconfundible sonido del ascensor bajando me puso los pelos de punta

IneffableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora