Capítulo 10
Adrián Pertusgo
Irina y yo hemos estado en una guerra desde que se sentó a desayunar junto conmigo, ella trata de evitar mi mirada con todas fuerzas y yo continúo viéndola con todas mis fuerzas. Sus mejillas no han dejado de estar rojas desde que me encontró en la cocina. La saludé con una voz cantarina, solo para ponerla de los nervios
—¿Recuerdas lo que hablamos ayer?—pregunté, pero negó de forma apresurada. Demasiado rápido para ser verdad—Interesante
Tomé la taza de café entre mis manos y seguí observándola
—¿Puedes dejar de verme de esa manera?—preguntó, mirándome a los ojos por dos segundos, antes de alejar sus ojos de los míos, de nuevo
—¿De qué manera?
—Pues así… como… como si quisieras… ya sabes
—¿Cómo si quisiera comerte?—tragó saliva—¿Cómo si quisiera devorarte? ¿Subirte a esta mesa, hacer a un lado esa tanga negra que traías ayer y volver a sumergirme en tu delicioso coño?—jadeó y observó alrededor
—Deja de decir esa palabra
—¿Por qué? ¿Prefieres que le diga gatito?
—Absolutamente no
—Entonces coño será
—¡Adrián!
—Irina
—Deja de jugar conmigo
—Solecito, créeme, todavía no comenzamos a jugar
Me levanté de la silla, y caminé alrededor, su cuerpo entró en tensión, pero también en anticipación y una oleada me recorrió desde la espalda hasta mi ingle. Me puse detrás de ella. Me incliné lo suficiente para estar a la altura de su oído
Acaricie su cuello, su mentón, sus mejillas, sus labios. Besé su cuello y dejé mi mano sobre su pulso, sintiendo como este se volvía frenético
—Voy a volver a preguntar, solecito. ¿Recuerdas lo que hablamos anoche?—ella volvió a negar de forma veloz, pero el sonrojo en sus mejillas y cuello delataron la verdadera respuesta—Una lástima—susurré, chupe el lóbulo de su oreja y ella tembló—Pero como estoy tan de buen humor, voy a recordarte todas y cada una de tus palabras, ¿te parece?
Pasó saliva con la suficiente fuerza como para que la escuchará. Chupe donde su pulso latía
››Me dijiste que estabas desesperada por mi polla—sentí como su cuerpo se tensaba—Qué querías que te pusiera encima de esta mesa, hiciera a un lado la tanga y lamiera ese adorable coño tuyo—parpadeó y apretó sus manos, el ceño fruncido se volvió más prominente—Me rogaste porque me hundirá en ti, que mojara mi polla con tus…
—¡Yo no dije nada de eso!—se levantó de la silla y me miró de forma furibunda, sonreí, ahí está, la verdad que yo quería
—Creí que no recordabas nada
—¿Eh?... digo, yo jamás sería capaz de decir nada de eso
—No mientas, solecito
Me acerqué a ella, dejando mi pecho al raz del de ella, su pecho subía y bajaba, sus ojos se enfocaron en mis labios, antes de subir hasta mis ojos
Tomé su boca con posesión, mordí su labio inferior y cuando soltó un pequeño quejido, introduje mi lengua, trató de seguir mi ritmo, pero seguía siendo inseguro, no estaba acostumbrada a besos de este tipo, y que me juzguen, pero saber que he sido el primero en probarla de cualquier manera, solo me llenó de un orgullo que sé que no debería de sentir

ESTÁS LEYENDO
Ineffable
ChickLitLibro 2 de la saga "Amores que duelen" Ineffable: aquello que no puede ser expresado con palabras No estaba destinada a casarme con él. Yo soy el nuevo sacrificio que debe casarse con el solitario lobo feroz. Pero al contrario de lo que todo mundo...