Capítulo 24

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Capítulo 24

Adrián Pertusgo

—Necesitas calmarte, hombre. Ellos van a estar bien

Ignoré a Damon, así como ignoré a todos los demás durante las últimas horas. Habían internado a Irina desde que ingresó al hospital junto a mis... hijos. ¡Dios! Soy padre

Hace tres meses la loca de mi suegra secuestró a mi esposa y ahora soy padre. Un padre de un hermoso niño y una preciosa niña

—Por Dios, Adrián, ¡ven a tomar asiento! Me estas volviendo loca—soltó Hanna, tratando de llamar mi atención

Guardé mi protesta cuando el doctor salió y me buscó con la mirada. Me acerqué a él de forma apresurada

—Señor Pertusgo, su esposa está fuera de peligro, llegó con una ligera hemorragia interna y parte de la placenta todavía dentro de ella. Logramos controlar todo, y evitamos una posible infección. Su hijo está completamente sano, un poco bajo de peso, pero nada que una buena dosis de fórmula y leche no arreglen

—¿Y mi hija?—pregunté cuando él guardó silencio

—La situación con su niña es un poco más... complicada. Llegó con bajo peso e hipotermia, el ritmo de su corazón estaba demasiado bajo, en estos momentos la tenemos en incubadora con aire caliente para regular la temperatura de su cuerpo. Si logra pasar esta noche, podrán llevársela a casa cuando salga de la incubadora

—¿Cuándo podré ver a mi esposa y a mis hijos?

—Su esposa está siendo trasladada a una habitación privada ahora mismo, puede pasar sin ningún problema. Y cuando la madre despierte, podrá ver a sus hijos. Con permiso

Por primera vez desde hace tres meses logré respirar con tranquilidad. Hanna me abrazó con fuerza y fue en ese momento que me di cuenta de que estaba llorando

—La encontré... Los encontré—susurré

—Lo hiciste, todos sabíamos que lograrías—quiero decir que sé que mienten, pero no lo hago, porque prefiero enfocarme en otros asuntos

—La niña, ¿te dijo cómo se llama?

—Luz. Adrián, no va a gustarte lo que voy a decirte. Pero la niña ya estaba ahí cuando llegó Irina, dice que el monstruo la había tenido ahí desde siempre. Fue Irina quien le dio el nombre, porque la llamaban chango. Esa hija de puta le puso de apodo chango a una niña pequeña

—Háganle una prueba de ADN, necesitamos saber quiénes son sus padres. Quizás hay alguien que la está buscando ahí afuera

—¿Y si no es así? ¿Qué harás con ella?

—Lo que Irina decida hacer. Esa niña mantuvo fuerte a mi mujer, sin ella se hubiera rendido desde hace mucho

—No sabes eso, Irina es fuerte

—Lo sé, pero también sé que no hubiera logrado pasar por un embarazo sola sin una responsabilidad extra en su vida. Esa niña le dio fuerzas, y jamás voy a terminar de agradecerle. Así que, si mi mujer quiere que la niña sea una Pertusgo, por supuesto que lo daré el gusto y trataré a esa niña como si fuera mía

Hanna parpadeó, tratando de eliminar las lágrimas que estaban acumulándose alrededor de sus ojos

—Señor, ya le dije que no puede pasar—una enfermera gritó, tratando de taparle el camino a un hombre

—¡Eres un malnacido! ¡Me ocultaste a mi hija durante años!

Roan me agarró de la camisa, tenía los ojos rojos y desesperados, su falsa amabilidad desapareciendo de sus rasgos, dejando entrever al hijo de puta que toda persona de los bajos mundos conoce. El falso hombre de negocios legales desapareciendo y dando paso al líder de la mafia irlandesa

IneffableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora