Capítulo 23

2.4K 179 9
                                        

Capítulo 23

Una noche antes del rescate de Irina

3/3

Emmy Scott

La cabeza me estaba matando del dolor, llevaba tres meses sin poder dormir bien, sin poder estar concentrada al cien por ciento en mis hijos o en mi esposo. Había una sola cosa en mi mente y esa era encontrar a mi hermana. Había sido negligente con ella demasiado tiempo en el pasado, y ya era momento de dejar de hacerlo

—Tienes que comer, bebé—Carla dejó la cena frente a mí, pero hice a un lado el plato, el simple hecho de pensar en comer requería de una fuerza enorme para mí

—Solo quiero dormir un rato, mamá. Le prometí a Hanna que iría a buscar a Irina a los bajos irlandeses con ella más tarde

—No entiendo porque siguen buscando a esa bastarda—murmuró enojada por primera vez desde que Irina desapareció

—¿Qué dices, mamá? Todos estamos preocupados por ella

—¡Pues no entiendo por qué! ¡Solo estás perdiendo el tiempo al ayudar a buscarle, cuando deberías de dedicarte a reconquistar a Adrián! Ya no hay nadie que te estorbe en el camino, bebé. Yo misma me encargué de eso

Abrí los ojos de golpe, y me senté de forma recta en el sofá

—¿De qué estás hablando, mamá?—jugó con sus manos de manera nerviosa

—Solo me hice cargo de todo, nena. Como siempre lo he hecho

—¿Cómo siempre?

—Ya sabes, como cuando me hice cargo del problema del bebé bastardo de tu hermano

—Dijiste que la mujer había decidido abortar por sí misma, no que hubiera interferido

—¡Qué querías que hiciera, Emmy! Mi familia estaba desmoronándose con los engaños de tu padre, tu huyendo a Europa y tu hermano acostándose y dejando embarazada a una pobre muerta de hambre. Hice lo que cualquiera hubiera hecho, defender a su estatus

Me pasé las manos por el rostro y tomé una respiración fuerte

—Basta, mamá. Deja de decir que lo haces por nuestro bien, cuando solo lo haces por ti misma. ¿Cuántas veces tengo que repetirte que estoy completamente enamorada de mi esposo?

—¡Tonterías! No puedes estar enamorada de un pobre artista, esa no es la vida para la que te inculque

—Mamá, solo voy a preguntarte esto una vez más, ¿qué hiciste?

—¡Nada malo para ti, cariño! Te lo prometo, ¿por qué me estás tratando tan mal?—preguntó, levantándose y buscando un cigarrillo

Asentí, relajé mi postura, porque Carla estaba entrando a un ataque de psicosis y si la llevaba demasiado al borde, no me dirá nada

—Tienes razón, mamá. Perdón, estoy siendo completamente egoísta—suavicé mi voz, Carla me miró a los ojos y volvió a sonreír de forma orgullosa y feliz—Pero necesito saber lo que hiciste, para poder encontrar una excusa en dado caso de que se enteren—abrió la boca para negarse, pero levante la mano—En necesario, mamá. Si quiero recuperar a Adrián, necesito quedar como una pobre alma necesitada, ¿Verdad?

—Tienes razón, cariño, tienes razón—se acercó a mí y tomó mi mano entre las suyas—La mandé a encerrar en el sótano de la iglesia—se rio—¿Y sabes qué es lo mejor, mi niña? ¡Que está embarazada, y Adrián jamás conocerá a su hijo! Pero tú le darás muchos bebés, ¿cierto, cariño?

IneffableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora