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Estaba inconforme, frustrado, fastidiado, desilusionado, después de años de darle vueltas al mismo tema y el cual se supone que había tomado una decisión ahora dudaba, no quería seguir persistiendo, su Omega interior y él ya se habían humillado lo suficiente por la atención de ese alfa, ya se sentía ofendido por que sus coqueteos no hagan efectos, porque sus seductoras caderas pasen desapercibidas a los ojos verdosos de ese alfa y porque su aroma no lo atrayera a él.

Por más que le cueste aceptar, el alfa mitad y mitad tenía razón, debía dejarlo en paz, debía ser sincero consigo mismo, esto nunca fue una competencia, debía sacarse esa idea de su cabeza, ya no eran unos niños, eran adultos, con mayores responsabilidades, problemas, y algunos con familia a la cual proteger, como el pecoso alfa.

Familia a la cual no pertenece,  la cual no lo necesita y con la que no comparte ningún vinculo, ni con el alfa, ni con el niño. En su núcleo familiar ya tenían un Omega y ese no era él.

Y aunque diera su mejor esfuerzo nunca encajaría, ya estaba más que claro a quien perfectamente pertenece ese lugar, sin necesidad de hacer todo lo que él hacía .

—Mierda...—Masculló cansado frotando su mano por su rostro hasta su cabellera.

—¿Que sucede?— El cenizo levantó su mirada a un lado, encontrándose con esos ojos preocupados del pelirrojo, con quien llevaba tiempo compartiendo cama, aquel que lo escuchaba y siempre estaba a su lado, aquel que hace todo lo posible aún si sea lo más estúpido con tal de verlo reír.

Kirishima siempre estuvo ahí, fue él quien lo consoló, quien lo ayudó y aceptó completamente, los ojos de ese alfa solo eran dirigidas a él.
Llegó a comparar a ese alfa con el que tanto deseaba, pero eran completamente distintos en todos los sentidos, Kirishima le daba el lugar que Deku no le podía dar o al menos no el que él quería.

Ni su mierda de actitud lograba alejar al pelirrojo.

—Nada... Solo pensaba en una estupidez—Contestó sonriendole suavemente, el pelirrojo suspiro aliviado y mostró su radiante sonrisa.

—Por un momento creí que te había lastimado...

El Omega soltó una risa de burla y el pelirrojo solo admiraba desde su lugar el rostro alegre del Omega que amaba, porque lo amaba desde hace mucho, hace tanto que perdió la cuenta de cuantos suspiros soltó por él y siempre ante ponía lo que el Omega deseaba, su prioridad era la felicidad de quien ama, aún si eso le cuesta su propia felicidad.

Y sabía, que tal vez nunca tenga oportunidad con el Omega porque este ya tenía a alguien en su mente y corazón, así que disfrutaba cada pequeño momento que estaba a su lado.

—Entonces... —El Omega dejó de reír y vió de manera serena—¿Puedo saber en que pensabas?

El Omega abrió sus ojos y luego volvió a frotar su rostro soltando un suspiro pesado de paso.

—No quieres saber... Es pura mierda..

—Si te tiene tan frustrado debe ser algo que te involucre y... quiero saber todo de ti.

El cenizo bufó ante lo cursi que había sonado el alfa, pero si el quería saber pues le diría— Sobre Deku...

El cenizo notó como obviamente el alfa se tensó, era de esperarse, tragó saliva mientras en su rostro se formaba un leve fruncido.

—¿Aun creés que tienes oportunidad?

El cenizo meditó un minuto retomando en sus pensamientos de todo lo que sucedió, desde el momento en que se quebró esa relación por su terquedad o capricho hasta el tiempo actual, donde ya nada existía y nada era igual.

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