II

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El día del incidente...

Gritos y golpes se escuchaban en aquella habitación blanca del Gran hospital, por fuera los pacientes y enfermeras aterrados se mantenían lo más lejos de ahí pues era un completo suicidió ingresar donde aquel Omega peliblanco estaba con el mal humor por las nubes.

Por pedido del alfa que también se encontraba ahí dentro, no ingresaba algún doctor con sus compañeros para sedar al Omega, o alguna autoridad que lo saque por irrumpir la paz, además de que su penetrante aroma que desprendía iba a comenzar a afectar a algunos alfas que se encontraban a su alrededor, lo que también seria un suicidio pues era claro que el alfa que estaba ahí no iba a permitir que toquen al peliblanco.

—!¿COMO MIERDA LO DEJASTE CAER?! ¡¿TRAE A MI HIJO DE INMEDIATO?! —Grito hecho furia el Omega.

—Tomura porfavor primero calmate.

—¿CALMARME? MALDITO HÉROE DAME A MI HIJO.

—Te lo acabo de explicar apenas y habíamos salido y... —Fue interrumpido por un libro que fue lanzado cerca de su rostro—estuvo cerca—murmuro aterrado por la agresiva actitud.

—Que clase de héroe de mierda eres si no puedes cuidar a mi hijo—Refunfuño soltando su olor en forma de amenaza y se acercó al alfa hasta estar frente a frente—Dejame salir, así lo buscó yo mismo.

—No, sabes que no debes salir—Sentenció el peli verde.

—Maldita sea—musito rascando su cuello, soltó un suspiro y apoyo su cabeza al pecho del alfa—Quiero a mi niño, prometiste protegerlo maldito, ¿Ves que no se puede confiar en los héroes? Solo dicen falsas promesas, ustedes son una mierda.

El alfa también estaba afectado y se culpaba a si mismo por descuidarse un mínimo segundo y dejar caer a su hijo en ese agujero, pero de su lado tenía a la mujer quien uso accidentalmente su quirk lo malo es que era un quirk no entrenado ni muy usado así que los Portales de tiempo que abrían no eran específicos y no sabias en que o cuando de algún lado caerías de la línea del tiempo. Apenas vio a su pequeño caer si intento alcanzarlo más no lo logró, decidió hacer su trabajo de héroe, detener la gran pelea y luego fue a comunicar su negligencia a su Omega peliblanco, al mismo instante fue informado que la mujer había ido a una comisaría cercana a buscarlo, aunque no lo encontró, ella aún sigue esperando ahi.

Lo que conllevo a la situación actual, después de contarle lo sucedido al Omega, este se puso histérico y comenzó a lanzar todo, gritarle e insultar a los héroes en general, al principio dos enfermeros quisieron intervenir pero el alfa dijo que se haría cargo y ahí estaba ahora su Omega desdichado estaba apoyado a él y este solo podía abrazarlo, lo que raras veces, por no decir nunca, pasaba entre ellos.

—Entiendo como te sientes, perdóname por ser descuidado.

—Tu no entiendes nada, un alfa jamás entendería como se siente un Omega al perder a su hijo. —Musitó

—Te prometo que lo traere de vuelta—Susurró apoyando su cabeza en la del Omega, el peli blanco dentro suyo solo quería desintegrarlo ahí mismo pero el brazalete que traía no le permitía usar su quirk "No te creo nada" solo eso pensó más no lo mencionó.

—Más te vale—Contestó en tono bajo sin moverse de su lugar.

Estuvieron unos segundos más en su misma posición, el alfa abrazando y acariciando su cabello al Omega, mientras este solo se mantenía de pie apegado al gran cuerpo del otro más no lo tocaba, estaba molesto, dolido, preocupado por su cachorro¿Donde pudo haber ido? Talvez estaba en peligro y él no podía hacer nada, estando encerrado en una habitación de cuatro paredes de aquel hospital.

Pero por más que se intentaba convencerse que estaba solo y que nadie podría ayudarlo o consolarlo en esta situación, sentía que no era así, sí, odiaba al alfa frente suyo por perder a su hijo pero por otra parte no era común tenerlo tan cerca suyo o sentir calma cuando el alfa soltaba sus feromonas a su alrededor intentando expresarle fuerza y seguridad, de cierta forma era reconfortante.

Normalmente en cada visita que este le daba, se mantenía a un metro de distancia mientras él escuchaba y pasaba tiempo con el pequeño que habían tenido, se hablaban lo necesario y apenas se saludaban, al momento que terminaba la visita, era técnicamente igual lo único distinto es que tomaba a su pequeño pelinegro entre sus brazos y lo llenaba de su aroma luego lo dejaba irse con el alfa, lo que indirectamente hacia era que dejaba su aroma en el cuerpo del alfa, pues su pequeño se pegaba mucho a su padre y él lo sabía.

Pero no por sentir tal calidez se iba a dejar llevar por su instinto ridículo y se mantuvo firme frente al alfa sin mostrarle importancia o afecto, por eso no lo tocaba solo se dejaba mimar por el otro, aunque se muriera por impregmentarle su aroma, besarlo de las miles de formas que existen y abrazarlo hasta donde su fuerza le permita.

—Dejame salir, no puedo quedarme aqui sentado mientras mi hijo esta perdido en quien sabe donde—Dijo tomura separándose del abrazo.

—Tomura—Soltó un suspiro resignado—Bien llenare los papeles para que salgas pero...—Alzó su mirada verdosa para encontrarse con un Omega con los ojos entrecerrados y los brazos cruzados—Solo hasta que Yoshi vuelva, luego deberás volver aqui. —Recibiendo un gruñido por parte del otro.

—¿No puedo simplemente cumplirlo encerrado en tu casa? Sería lo mismo que estar aqui —Cuestionó —Estoy harto de estas paredes blancas de la asquerosa comida y de ver apenas a mi hijo—Refunfuño sentándose en la cama que se encontraba ahí.

—Sabes que no puedes, era parte del acuerdo—Dijo el peli verde frotando su entre ceja.

—¿O es que tienes algún Omega contigo en tu casa y por eso no me quieres llevar ahí?

—No digas tonterías, si así fuese Yoshi te lo hubiera dicho—Contestó con el ceño fruncido —Sabes que es mi trabajo de héroe, no estoy en casa casi todo el dia, Yoshi queda al cuidado de mi madre hasta la tarde para luego venir aqui a verte—Soltó un suspiro—Quédate aqui un momento, ahora vuelvo, iré a ver el tema del papeleo para que puedas salir—Dijo y salió de la habitación.

El Omega soltó una pequeña risa burlona después de escuchar el cerrar de la puerta ¿Como había terminado así? Aquella pregunta seguía sin poder responderse sin darle vueltas a lo mismo, miro sus delgadas y ásperas manos una con cicatrices y la otra de la misma manera pero con la falta de tres de sus dedos, tocó su cabello largo y reseco, toco su rostro también lleno de cicatrices, como es que un ser tan horrible, como él se veía, pudo tener a un pequeño pelinegro de ojos rojos tan lindo e inocente como era su hijo, sin notar que también tenía en sus manos a uno de los héroes del top 3 .

—Yoshi...Izuku...—Susurro melancólico recostandose en la cama en posición fetal, abrazándose asi mismo .

Continuará....

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