XXXIV

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—¿Qué?

La noticia le cayó como un balde de agua helada, sintió como todo sus sentidos eran obstaculizados, se sentía desconcertado, mareado, viajó su mirada del pecoso, quien lo veía preocupado, al pequeño pelinegro que jugaba entre los juegos del parque con su muñeco de All Migth.

¿Se iba?, ya había dejado de contar los días no mucho después de congeniar en uno de sus encuentro, había olvidado que el pequeño realmente no existe en su tiempo, que aunque si pueda que compartan sangre, él no era realmente su madre, no es quien Yoshi conoce, no es aquel del que tanto habla.

El pequeño niño que lo vió sin temor y se acercó a él por un abrazo, que acudía a él para protegerlo de Toga, que se alegraba al verlo, el primero en decir lo genial que era, al cual enseñó a jugar videojuegos con comandos sencillos, quien se propuso a ayudar a unirlo con el Alfa, quien solo lo quería ver feliz, porque los únicos recuerdos que guardaba eran de él encerrado en un maldito hospital.

Yoshi era un pequeño ser puro que amaba a sus dos tontos padres y cayó por error en un desconocido lugar donde todo lo que conocía era diferente pero el cariño por ambos persistía sin importar las circunstancias y él se sintió afortunado por poder ser encontrado por el mini pecoso que volcó su vida.

—¡Shigaraki!

—¡¿Qué?!—Contestó exaltado.

Izuku tragó saliva y mantenía sus cejas fruncidas en su rostro de preocupación, estuvo llamando al omega desde hace minutos después de contarle la noticia de la ida de Yoshi y este no respondía, tenía la mirada entre perdida o asustada así que para él fue inevitable no preocuparse y no se equivocó, el omega salió de su trance, exaltado, mirándolo con el ceño fruncido y ...

—Tú...-

—¡Papá!-Yoshi llegó rápidamente interrumpiendo a Izuku y poniéndose frente al omega con sus brazitos estirados intentando protegerlo.-¡Hiciste llorar a mamá! -Acusó el pequeño haciendo un puchero de molestia.

—N-no, no fue mi..-

—¡Malo!-Exclamó molesto dándole la espalda, se subió al espacio vacío que compartían en el banco—Mamá—El peliceleste bufó y limpió su rostro apenas el niño había dicho que estaba llorando, miró al pequeño y sintió las manitas de este en su rostro—No llores mamá, Yoshi te protegerá de papá.

Yoshi limpió las pequeñas lágrimas que quedaban y se dedicó a abrazar al omega fulminando con su mirada al Alfa, quién fue ignorado en todo el tiempo que estuvieron ahí, en un momento el pelinegro quedó dormido en los brazos del omega, quien se levantó del banco seguido por el pecoso, no había preocupación de ser avistado porque el lugar donde estaban era poco concurrido y precisamente desde que llegaron se encontró prácticamente vacía, fue buen momento para que pueda salir con ambos pecosos y para que Yoshi se distrajera con otra cosa que no sea el lugar abandonado que usaba como escondite.

Se sentía el ambiente incómodo, almenos por parte de él, quien fue acusado por lograr hacer llorar al omega, no sabía si decir algo era correcto o no, tuvo razón cuando dijo que no sabría cómo reaccionaría el peliceleste porque realmente no esperaba ver lágrimas en el rostro del villano.

-Emh...Shig..-Intentó hablar cuando lo tuvo frente suyo, recibió a Yoshi en sus brazos y el Omega le volvió a dar la espalda.

—No digas nada-Contestó acomodando su capucha y tomando el camino contrario.

El peliverde se tragó las palabras que quedaron en su lengua y suspiró.
Tal parecía que debía darle tiempo de digerir la noticia, este fin de semana Yoshi no podría ver a su madre, se notaba que era difícil, de hecho para ambos lo era.

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