Perfección

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La película culminó y de hecho nunca me enteré como comenzó.

Mis pensamientos y emociones navegaban sin rumbo, pero se mantenían a la expectativa de la persona a mi lado. Él, se había mantenido muy interesado en la función frente a nosotros, sus ojos observaban con detenimiento toda la gran pantalla.

Se ofreció a pagar mis palomitas y mi entrada, cosa que no acepté. De hecho sentarse a mi lado, fue todo un complot colectivo elaborado. No tuvimos otra alternativa o al menos yo no tuve una, más que sentarme a su lado. No diré que me sentía incómoda, solo que no podía concentrarme en algo que no fueran el par de ojos grises que me acompañaban. Ojos que cada tanto me observaban y sonreían al notar mi atención hacía ellos.

Salimos hombro con hombro, mientras escuchábamos como los demás decidían que hacer en lo que quedaba de día.

—¿Tienes algo que hacer por la noche?— murmura muy cerca de mi oído, pronto siento un escalofrío recorrer mi espalda y finalizar su recorrido en la zona donde sus palabras chocaron, en mi cuello. Trago en seco todos las sensaciones que su cercanía me provocó y espero con ansia, que mi reacción no haya sido demasiado notable a sus ojos.

—Sí, realmente sí.— trago de nuevo, haciendo una pausa.

—¿Qué cosa?— entorna sus ojos hacía mí.

—Llegar a mi casa.— menciono con una sonrisa divertida en mi rostro.

—Se me ocurren excusas mejores para negarme a una invitación.— acompaña mis pasos sonriendo conmigo.

—Pues, no es una excusa.

—Yo creo que sí.

—Noah, mamá pide que la llames ahora. Necesita hablar contigo.— Lucía llega a nuestro lado y no logro notar su presencia, hasta que habla, claro.

—¿No puedo llamarla luego?— Noah mira a su hermana con una ceja encarnada.

—No.— su respuesta es firme y autoritaria, casi me recuerda a mi madre al momento de darme una orden irrebatible.

—Ahora regreso.— la sonrisa que había desaparecido en el preciso momento en el que su hermana llegó, regresa al dirigirse a mí.

Sonrió a boca cerrada, como respuesta. Lo veo alejarse un poco y comenzar a tocar teclas es su móvil, luego de eso llevarse el aparato a su oído.

—¿Eres la chica con la que se quedó en la cabaña?— cada que aquella chica soltaba una palabra, lograba hacerme sentir desaliñada.

—Sí.— dije a pesar de todo, firme y cortés.

—¿Qué tipo de relación tienes, tú, con mi hermano?

—¿No es más sencillo y cómodo para ambas, que le haga esa pregunta a su hermano?— expongo un tanto moleta por su agresividad al hablar.

—Tal vez, pero quiero hacerte la a ti.

—¿Las etiquetas de "nuestra relación", no debería ser solo nuestras?

Su mirada hacía mí no era muy amigable, pero eso no me intimidó en lo absoluto a la hora de responder.

—Es mera curiosidad, mi hermano no suele hablar mucho de ti.— eso no debió molestarme como lo hizo.

Él no tiene la obligación de hablarle de mí, a su familia, menos a su hermana, no somos nada.

—Pues eso debe decirte algo.— no pasó por alto la amargura que arrastraba mis palabras.

—No mucho, la verdad. Él suele hablarme de casi todo, por insignificante que sea.— me mira de arriba a abajo —Me sé la historia de todos sus ligues casuales.

El Que Se Enamore Pierde [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora