Las notas escapan de mis manos.
No puedo dejar de pensar en sus palabras robotizadas. En lo cruda que se me hizo la realidad, cuando ella termino de hablar.
Dejando en claro lo que sucedería entre nosotros después de ese momento.Ella cambio sus canciones, al igual que yo.
Pero fuí el que más disfruto tener la excusa perfecta para tenerla una última vez entre mis brazos.
Cuando ella apoyo su cabeza en mi pecho, antes de que yo terminara la canción que interpretamos, pase más tiempo del acordado disfrutando su cercanía.
Recuerdo pedirle a Alex cambiar mis canciones justo después de hablar por última vez con ella.
Casi me mata. Tuve que utilizar en más de una ocasión mis dotes de convencimiento. Pero al final acepto.Solo esperaba haber dicho las palabras exactas para expresar lo que sentía.
Odié oír de su boca lo cansada que se siente.
Odié no ser capaz de notarlo en su momento.
Odié perderla.Por qué sí. La perdí.
Perdí algo que ni siquiera tuve tiempo de tener por completo.
Con las palabras que salieron de sus hermosos labios, se destruyó algo que no habíamos alcanzado a construir.Siento que todo se fastidio en un abrir y cerrar de ojos.
Todo se fue al carajo y aún no logro comprender el por qué.
Quise buscarla.
Quise informarla de que estaré aquí cuando ella me necesite.
Me estoy haciendo daño yo solo. Lo sé. Pero no puedo simplemente quedarme de brazos cruzados, cuando sé que algo le pasa.
Pero ella ya se había marchado, dejando todo mi interior en confusión.
Mis padres, a pesar de mis excusas y negativas, insistieron en saludar a la familia de Alessia.
La abuela, supo enseguida que algo me ocurría, no dimos ni un paso, cuando ya la tenía enganchada a mi brazo, dispuesta a no soltarme.—¿Qué ocurre?— pregunta, preocupada.
—Nada...—
—No digas que nada cuando tus ojos no te dejan mentir.— elevo una de mis cejas ante su afirmación.
¿Qué tienen mis ojos?
—¿Mis ojos?— exclamo confuso —Supongo que siguen siendo grises, como la última vez que verifique.
Contengo una risota, al ver como me asesinada con la mirada.
No le agrada mucho mi humor. Eso está claro.
—¿Pasó algo con ella, con la chica?— eso último disipa con obviedad mi diversión. Dando una respuesta contundente a su pregunta.
—Algo así...— reafirmo.
—¿Qué...?—
—¡Dejen de cuchichear!— papá nos reprende antes de regresar la mirada a las personas frente a nosotros.
—¿Quién te crees para hablarle así a tu madre, mocoso?— papá no tiene tiempo de nada cuando termina con el antebrazo de la abuela en su abdomen, dejándolo sin aire por unos segundos.
La abuela y yo reímos con complicidad, hasta que recuerda la conversación que teníamos antes, ignorando a las dos familias frente a nosotros.
—Dime ahora.— ordena.
—Abuela... no es momento...—
—Mira, chaval, no queréis que me moleste aquí.— dice en español, propio de su país natal, España.

ESTÁS LEYENDO
El Que Se Enamore Pierde [TERMINADA]
Novela Juvenil¿Qué pasaría si tu pasado no te deja avanzar? Si ese mismo pasado siempre molesta tu presente, logrando hacerte sentir insuficiente, poca cosa, pero has sabido cómo ocultarlo, ante todos te has mostrado una chica segura y sin ningún problemas fuera...