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Lloyd estaba casi inconsciente. Lo único que podía captar del mundo real era que sus pies avanzaban hacia donde Hocksman los dirigía. Su cabeza daba vueltas y sus párpados los sentía como si fueran lo más pesado del mundo.

Lo último que vio fue el respaldo del asiento delantero de algún auto, y los gritos iracundos de alguien que habían dejado atrás, reclamando lo que seguramente había sido su transporte.

Lo siguiente fue más bien gratificante.
Estaba en un lugar muy hermoso. Era un bosque lleno de vida. Era de día, y por alguna razón estaba descalzo. Sus pies tocaban la tierra suavemente, mientras el aire le besaba la cara.

Creía que estaba solo hasta que oyó la voz de alguien conocido.

-¿Cuánto tiempo más te vas a quedar allí? -le preguntó.

Kai estaba detrás de él, con las manos cruzadas. Traía un traje rojo de ninja más... nuevo. Su cabello tenía el mismo peinado extraño de siempre, y sus ojos eran los mismos, con aquel destello fogoso de siempre. Se veía más grande, más maduro y más relajado. Sonreía a Lloyd con un afecto que jamás había visto antes en otra persona.

-¡Kai! -Hacía tanto tiempo que no veía a un rostro conocido que el impulso lo llevó a abrazarlo. Se percató con sorpresa que él mismo era más alto: le llegaba al cuello, y no poco más arriba de la cintura como antes.

-¿Estás bien? -le dijo el ninja-. Digo, sé que me quieres, pero... no creí que fuera para tanto.

Lloyd se dio cuenta de que no sabía dónde estaba. Se separó de Kai y miró alrededor, confundido.

-¿Dónde estamos? -preguntó. Su voz era diferente. También era más grande.

-En... el monasterio.

-¿Monasterio? ¿Cuál? ¿Por qué?

-Nos estamos refugiando de la tecnología de la ciudad de Ninjago. ¿No recuerdas?

-¿Refugiando...?

Lloyd se sentía extraño. Era él, obviamente, pero... se encontraba bien. Se sentía relajado. Le agradaba pisar la tierra con los pies descalzos. Y Kai estaba allí. Eso le hacía sentir bien. La forma tan natural con la que hablaba me resultaba grata.

-Kai -dijo-, ¿qué año es?

-¿Qué? ¿A qué te refieres?

Lloyd echó un vistazo a su ropa. Era un traje de ninja también, uno de color verde brillante... Vaya, ¡qué bien se sentía ser más alto!

-Lo siento, estoy confundido -Lloyd se sorprendió por la serenidad de su voz, para después volver a ser él, con aquella voz ruidosa que tanto le caracterizaba-. ¡¿Soy parte de su equipo?!

-Desde hace un año, me parece. ¿Estás bien...?

Kai comenzaba a asustarse cuando una voz lo interrumpió. Lloyd se quedó helado. Reconoció inmediatamente a su padre... Su inconfundible voz había hablado a su espalda. Inmediatamente, un instinto extraño estuvo a punto de empujar a Lloyd a atacarlo, pero fue reprimido por él mismo. Se sentía como otra persona. Sin embargo, el mismo miedo a su padre seguía en él.

Sudaba y le temblaban las manos.

-¿Lloyd? -Kai comenzó a preocuparse-. Parece que hubieras visto a un fantasma, ¿qué pasa?

-Yo me encargo -dijo Garmadon, aún detrás del chico rubio-. Ve con los demás, Kai.

Kai asintió con respeto y le dio una palmada a Lloyd antes de adentrarse al monasterio.

Lloyd estaba extrañado. No sabía dónde estaba, Kai se comportaba más amable de lo normal y lo había dejado solo con su padre. Pero ¿por qué? ¿En ese lugar no sabía que era peligroso?

💚 ° 𝙻𝚕𝚘𝚢𝚍 𝙶𝚊𝚛𝚖𝚊𝚍𝚘𝚗. . . Donde viven las historias. Descúbrelo ahora