💚✧⁠* - ꒐ ꒻꒤ꇙ꓄... ꒐ ꒻꒤ꇙ꓄ ꅐꋬꋊ꓄ ꓄ꄲ ꏂꋊ꒯ ꓄ꁝ꒐ꇙ

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Lo siento, compas!

Les juro que iba a actualizar hace como una o dos semanas, pero se me borró casi todo el cap >:v Y es que la inspiración se fue casi al instante ;-; y yo sin ella no escribo porque todo me sale mal, y ps quiero entregar lo mejor uwu

(Mucho «y»)

Como sea, ya estamos aquí ^^

BTW, se me está comenzando a secar el cerebro de nuevo, así que pooor favor, ¿puedes poner alguna sugerencia para la historia en los comentarios?, ya saben que yo los reviso siempre <3

Grax!!

Ahora sí, empecemos.



El señor del local estaba en shock. Al menos, podía moverse mucho más que Lloyd. Pensó automáticamente en salir corriendo, pero eso fue después de tomar la escoba y reemplazar su miedo por enojo y coraje para dar una pequeña escena y tratar de ayudar.

Avanzó lo suficiente hacia Lloyd, y por un momento se quedó mirando al niño. Tenía algunas piedras pequeñas de asfalto enterradas en la piel, y algunos cortes, pero fuera de eso no se le veía demasiado. Lo que en realidad preocupaba era el sufrimiento que reflejaba, que poco a poco se iba desvaneciendo... junto con su consciencia.

-Hey, no te duermas -le susurró él, tocando su brazo con el palo de la escoba-. Te voy a ayudar, pero necesito que estés aquí, ¿entendido?

Lloyd gimió. Si pudo concentrar la energía en sus manos, tal vez podía hacerlo en las quemaduras que sentía en el cuerpo, y así desvanecer el dolor para mantenerse despierto. Vamos, eso era de vida o muerte. Podía hacerlo.

Lloyd le miró y pestañeó a manera de asentimiento. El hombre entendió a la perfección.

-¿Es usted su maestro? -preguntó al señor Hocksman en voz alta.

-En efecto, caballero -el mencionado se acercó con firmeza-. Le agradecería que no se metiera en el... entrenamiento.

-Bastante duro, ¿no lo cree?

Hocksman sonrió.

-En esta ciudad se requiere a los mejores.

El otro frunció el seño. Para ser sinceros, el señor de la tienda, fuera cual fuera su nombre, no sabía qué hacer. Él no sabía pelear; tampoco conversar lo suficiente como para entretenerlo mucho tiempo. Si nos metemos en sus pensamientos -y como escritora tengo el poder de hacerlo (>:D)-, lo que se le había ocurrido apenas era muy sencillo. Pero ¿para qué ver dentro de su cabeza si podemos presenciar sus actos de primera mano?

En su desesperación -bien controlada, por cierto-, hizo lo primero que se le vino a la mente: le lanzó la escoba al señor Hocksman a la cara y, en el mismo movimiento, tomó a Lloyd de los brazos para colocarlo encima de su espalda. Luego simplemente echó a correr lo más rápido que el peso del niño le permitía.

Lloyd, que miraba con la cabeza volteada hacia atrás -¿siempre había pesado tanto para su cuello?-, se dio cuenta con pesar que no irían a ningún lado. Hocksman era extremadamente rápido. Además, podía lanzar un ataque en cualquier momento, y no había lugar seguro para ellos. Pero ¿qué hacer? Lloyd estaba indefenso. Aún con su cuerpo al cien, no le alcanzaría el poder para vencerlo, y mucho menos si acababa de descubrirlo. Tampoco podían huir. Si seguían en ese camino, la buena persona que le estaba tratando de ayudar también podría salir lastimada y...

Un momento.

¿Se estaba preocupando por alguien más?

¿Qué era eso? ¿Estaba sintiendo lástima? No, no. Era un extraño sentido de protección y... cariño, cariño porque una persona, una, le había ayudado aún sin conocerlo. ¿Sería esa la razón? ¿Le ayudaba porque no sabía lo que había hecho? Su ayuda era como la de los ninjas. Era como sus antiguos amigos. Y a un amigo no se le deja atrás. Por esta vez, tendría que ser él quien se sacrificaría por una persona. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué de repente sentía algo bueno y compasivo? Tal vez en una cosa Hocksman tenía razón: se le había pegado algo de los ninjas. Pero eso no era malo. Lloyd no lo consideraba así.

💚 ° 𝙻𝚕𝚘𝚢𝚍 𝙶𝚊𝚛𝚖𝚊𝚍𝚘𝚗. . . Donde viven las historias. Descúbrelo ahora