Disfruten este último capítulo... tanto como yo lo he hecho.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(Y NO TE PIERDAS LAS SIGUIENTES PARTES SI QUIERES SEGUNDA TEMPORADA) . . . .
Si algo Lloyd se prometía, era que jamás volvería a usar sus poderes.
Obviamente, sus planes serían frustrados. Sobre todo después de que lo estaba a punto de suceder.
En las últimas dos semanas, Lloyd había estado despertando y durmiendo repetidas veces. Cuando estaba consciente, podía oír, pero era una especie de coma. No era capaz de abrir los ojos, ni de hablar. Su cuerpo simplemente decidía no responderle.
Sin embargo, esta mañana había sido diferente.
Apenas estuvo consciente, sintió que el aliento le faltaba. Sintió una opresión en la cabeza y en el pecho. Intentó mover los brazos para apartar aquello que le producía el malestar, pero no podía. Sintió dos manos sobre su cuerpo, grandes a comparación de sus facciones de niño. No cedían. Cada vez el efecto era más insoportable.
Finalmente Lloyd no pudo más. Se obligó a despertar súbitamente. Asestó una patada a quien fuese que lo estuviera tocando y sintió el golpe de su cuerpo al chocar contra el suelo. Se había dado la vuelta por el impulso.
Abrió sus ojos verdes. Habían recuperado algo del color brillante de siempre. Estaba completamente aturdido. Lo único en lo que se podía concentrar era en recuperar el aliento.
—¡Te dije que lo vigilaras! —oyó Lloyd la voz de Kai apresurándose por el pasillo.
—¡Les dije que no era de fiar! —exclamó Jay desde otro lado.
—¡Vigilarlo era lo único que debías hacer!
Kai entró por la puerta y lanzó una maldición. Rápidamente se acercó a Lloyd y lo acostó boca arriba, de manera suave, a su lado.
—¿Estás bien? —le preguntó, agitado.
Lloyd asintió con la cabeza, somnoliento. Su voz seguía dormida.
Kai miró con rencor al otro lado de la habitación.
—¿Ahora qué has hecho?
—Salvar a mi hijo, claramente.
Lloyd se paralizó al oír aquella voz. Dejó de respirar por unos segundos hasta que se acordó de hacerlo. Kai tragó saliva y miró a Garmadon con desdén.
El ninja tomó a Lloyd de los hombros y lo ayudó a incorporarse.
Lloyd tenía miedo. La última vez que lo había visto había sido en alguna especie de sueño del futuro. Pero no quería que sólo hubiera sido: un simple sueño. Uno en donde se había reconciliado con su padre, en donde le había dicho que lo amaba, en donde le había dado ánimos para seguir.
