17

1.1K 75 10
                                    

Sara despertó con mucho dolor de cabeza. Abrió sus ojos con pereza, se sentía mal, y se asustó cuando no vio a la cama de Jimena a su lado. Supo que no estaba en su habitación.

Intentó levantarse, pero unos grandes brazos la sujetaban, evitando que se levante. Sonrió al ver a Franco a su lado, durmiendo abrazado a ella.

Notó que no tenía la misma ropa de anoche, pero tiene puesta una camiseta de Franco y él estaba sólo con unos shorts. Se siente bien despertar así.

Pero, ¿en qué momento fue ella a su habitación? ¿habrá hecho algo malo? Ya es tarde, ni siquiera había ido a ver a Leandro.

Pudo sentir como las manos de Franco se envolvieron con más fuerza alrededor de su cintura y escuchó un suspiro por parte de él.

— ¿dormiste bien?

Sara sonrió apoyando sus manos sobre su torso desnudo asintiendo.

— con un poco de dolor de cabeza, ¿y tú?

Franco negó quitando las manos de su cintura mientras se incorporaba para sentarse.

— no entiendo por qué te fuiste con ese amigo tuyo y no directo aquí, me tenías muy preocupado Sara.

Sara hizo lo mismo que él. Se sentó a su lado mirando el rostro serio de Franco.

— no fuiste a la cena, estaba aburrida y me encontré con Leandro, Franco, ni siquiera te tomaste la molestia de mandarme un mensaje.

Franco la miró. Con seriedad e incluso un poco de enojo.

— ayer discutí con Juan, ¿sabías qué tu hermana está embarazada? Bueno, pues mi hermano actuó como un estúpido ayer. Tú hermana se había encerrado en su habitación mientras que tú estabas con Leandro.

Sara se levantó de golpe al escuchar las palabras de Franco, con preocupación al saber cómo está su hermana Norma. Buscó a tientas sus zapatos.

— tranquila, Norma está bien. Hace un rato fui a verla, estaba descansando — Franco se acomodó en la cama mirando el techo.

Sara se sorprendió ante la tranquilidad de Franco. Tomó una gran bocanada de aire al escuchar su voz sería y un poco ronca.

— ¿estás molesto?

Franco no respondió, sólo puso sus manos sobre su abdomen, sin dejar de mirar el techo.

Sara resopló cruzando sus brazos.

— Franco, te estoy hablando.

— no sabes lo que sentí al saber que no llegabas a casa, la preocupación que sentí, el miedo de imaginar que algo malo te haya pasado. Me contuve en llamarte, pero no aguante más cuando se hacía más y más tarde, ¿qué te costaba llamar? ¿o comunicarle a Jimena?

Sara no supo como reaccionar. Él se preocupó por ella. Él sintió miedo por ella. Sentándose a su lado, lo miró.

— Franco, de alguna manera u otra, no tengo porque avisarte dónde estoy, a dónde voy o con quién estoy, claro, no puedo ser ajena e indiferente con tu preocupación, que lo agradezco bastante, pero, es que no lo entiendo, ¿tú quieres esto? ¿una relación? porque me siento muy confundid-

— no.

Sara lo miró con confusión, — ¿no qué, Franco?

Franco se incorporo sentándose con la espalda pegada a la cabecera.

— tienes razón, no tienes el por qué decirme dónde estás, lo entiendo, pero ayer no era para mí, era para tu hermana, Sara, no estoy listo para estar en una relación, me gustas, me encantas, me enloqueces, pero ahora mismo no puedo estar con nadie, a menos que quieras salir lastimada, Sara.

𝐎𝐝𝐢𝐨 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 | 𝐒𝐀𝐅𝐑𝐀𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora