20

972 76 13
                                    

— ¿qué? ¿cómo qué te vas?

Norma intentó detener los movimientos rápidos de Sarita, la cuál guardaba su ropa dentro de un pequeño maletín, no entendía nada, sólo se preocupó cuando la vio entrar a la casa con lágrimas en sus ojos.

— me voy, Norma.

Sara metió todo lo que pudo dentro del maletín, ahora mismo no le importaba si la ropa se arrugaba o no. Sólo necesitaba irse de ahí lo más pronto posible.

— espera, espérate, Sara, ¿qué fue lo que ocurrió? ¿por qué estás así? Respóndeme, por favor.

Negó mientras las lágrimas aún caían por su rostro, con enojo, furia, ira y dolor, cerró el maletín púrpura que tenía en las manos.

— soy una estúpida, ¿sabes? ¿cómo podía soñar con poder estar con Franco? Es que soy una tonta, era tan obvio, sólo mírame Norma, esa mujer tiene todo lo que yo no tengo.

Norma se sintió perdida en un segundo, pero abrazo a su hermana con fuerza mientras la apegaba a su pecho.

— mi amor, explícate por favor, que no te estoy entiendo.

Sarita apretó sus labios conteniendo sus lágrimas.

— fui, fui a la oficina de Franco y una mujer, realmente bonita, se abalanzó en sus brazos, lo besó, todo frente a mi, Norma.

Norma la apretó contra su pecho, acunandola y consolandola. Suspiró acariciando el cabello de su hermana, temía que vuelva a estar como antes, y ella se encargaría que no suceda eso.

— pues él se la pierde — Norma sujetó el rostro de su hermana con cariño. — se perdió a una mujer hermosa, con un bello corazón, siempre tan linda y dulce, con una alegría única. Él sale perdiendo Sarita, tú no, tú vas a salir de esta, como siempre lo has hecho, y yo te voy a ayudar, Jimena y el abuelo.

Escuchar esas palabras de su hermana de alguna manera u otra la animaba, pero es que ella lo quería y mucho. Verlo besarse con otra mujer le dieron ganas de vomitar.

— iré a casa, ¿de acuerdo? — Sarita sorbió sus lágrimas mientras ponía sus manos sobre la panza de su hermana.

Norma asintió besando su frente, con un abrazo.

— nos vamos, no voy a dejarte sola, Sarita.

Sarita negó de inmediato sujetando las manos de su hermana, sabía que eso pasaría.

— no, tú debes quedarte aquí con Juan, Jimena y el abuelo, ¿entendiste? Mi sobrinita o sobrinito necesita lo mejor del mundo, ¿de acuerdo?

Norma la miró, sabe que tiene razón, tal vez Juan no deje que se vaya con ella, pero le daba preocupación saber que estará sola en casa.

— estaré bien, te llamaré todos los días, además, vamos a vernos seguido, mi amor.

Sara agarró la manija de la maleta, dejando dos besos en la mejilla de su hermana y otro en su vientre notorio. Apretó sus labios, no iba a llorar. Lo haría cuando esté en su casa y sola, no con su hermana que está sensible por el embarazo. Solo tocaba explicarle al abuelo y a Jimena y listo.

— Sarita.

Sara torció los ojos al escuchar su voz en el pasillo en el momento que salió de la habitación, sintió la mano de su hermana sujetar la suya, dándole fuerza y aliento. Sonrió internamente caminando para irse de ese lugar de una vez por todas.

Franco tenía la corbata en su mano. Había corrido hasta la casa para intentar hablar con la castaña. No quería perderla, no cuando recién iba a empezar su linda historia de amor.

𝐎𝐝𝐢𝐨 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 | 𝐒𝐀𝐅𝐑𝐀𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora