26

774 58 5
                                    

Norma no regreso a la casa de Juan, pensaron que se le iba a pasar. Hasta que pasaron los primeros días, luego las primeras semanas hasta que se cumplió un mes.

Juan intentaba hablar con ella a diario, pero era en vano. Norma lo ignoraba e evitaba.

Sara no sabía que hacer. Franco intentaba que su cuñada entre en razón pero cuando la miraba llorar se desesperaba y la consolaba. A final, ya no falta nada para que nazca el bebé.

Hace unos días se enteraron de que será niño. Juan David Reyes, así lo llamarán, y Sara era la persona más feliz del mundo.

— ya mi amor, ¿estás lista?

Franco metió las manos dentro de sus bolsillos entrando a la habitación de Sara. Ya no tenía tantas dudas ahora, Leandro le había dado la confianza para poder subir y bajar por los pisos, pero de todas maneras siempre preguntaba antes de hacer las cosas.

— si, sólo, ¿me ayudas a subirme el cierre, por favor?

A Franco casi se le cae la baba, su Sarita tiene un vestido rojo, pegado al cuerpo, con el cabello suelto y unos tacones negros. Iban a ir a cenar, solos, querían tener tiempo juntos.

Franco se acercó y colocándose detrás de ella, subió sus manos hasta el cierre del vestido, está justo por encima de su hermoso trasero. Tragando saliva, empezó a subirlo, su espalda descubierta, pasó por el broche del sujetador blanco que lleva puesto, miró las dulces pecas por la altura de sus omóplatos. Con una sonrisa, terminó de subir el cierre y sus brazos no tardaron en rodear su delgada cintura, llevando sus labios por encima de sus hombros.

Sarita sonrió apoyando su cabeza contra el hombro de Franco, sintiendo cosquillas en su interior al sentir los besos húmedos que él reparte por la extensa parte de su cuello.

— uhm, Franco...— susurró soltando un pequeño jadeo. — no, no hagas eso.

Franco se hizo el loco, dejando más de un beso por allí y por allá,  — ¿qué estoy haciendo, Sarita?

La castaña mordió su labio inferior cuando sintió la mano de Franco subir de su cintura hasta uno de sus pechos, cubriéndolo con su palma.

—  t...tenemos que ir a la cena, amor — jadeó ella apegándose más a él.

— sí, lo sé.

Franco no se detuvo, su mano jugueteo con su pecho por encima de la ropa, necesitaba amarla. La cena podría esperar, pero el deseo que siente por ella no.
Con cuidado, guió sus manos hasta el dobladillo de su lindo vestido para comenzar a subirlo. Sara cerró los ojos sonriendo, bien, lo iban a hacer.

— ¡Sara!

Un grito los hizo separar.

Sara miró a Franco con preocupación, es su hermana. Sin decir nada y acomodándose el vestido, salió con rapidez de su habitación para ir hasta Norma, que estaba en el comedor.

Franco corrió detrás de ella. Alistando su celular por si se necesita llamar a Juan.

— ¿qué? ¿qué pas-

Sara no pudo continuar cuando vio agua en el suelo, justo al lado de Norma. Oh no, Juan David ya viene.

— shh, bebé — Sarita se apresuró en ponerse al lado de Norma, sujetando su mano.

Norma puede sentir lágrimas en sus ojos, está asustada y quiere gritar, e incluso llorar.

Franco intentó mantener la calma. Ya había tenido una charla con Sara sobre esto. Eran tres sencillos pasos: No desesperarse, No asustarse, No entrar en pánico.

𝐎𝐝𝐢𝐨 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 | 𝐒𝐀𝐅𝐑𝐀𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora