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Corrió lo más rápido que pudo, lo que sus piernas le permitían.

Tenía que ganar.

Una pizza estaba en juego.

Y ella no quería perder.

— ¡vamos tía!

Sara ignoró su cabello suelto, que le impedía ver con claridad, pero no detuvo sus largos pasos.

Miró la línea de llegada. No le faltaba mucho. Quince pasos más y gana.

Ya iba a gritar la victoria, pero pudo ver como la pasaron, justo cuando iba a ganar. Su corazón latió rápido. Las gotitas de sudor caen por su frente.

— ¡hizo trampa! ¡hizo trampa! — su sobrino, Juan David de ya cinco -pronto seis- salió en defensa de su tía.

Sarita se sentó en la arena, intentando regular su respiración agitada.

— ¡mentira! Yo nunca hago trampa.

Sara miró a su familia reír. Su abuelito tiene en sus piernas al pequeño Isaac, segundo bisnieto, de cuatro años.

Jorge está bebiendo una piña colada. Sus hermanas preocupadas por estar mucho en el sol. Quintina y Dominga empezaron a servir los vasos con agua para hidratarse y ella no podía sentirse más feliz.

— ¿qué pasó, chiquita? ¿perdiste?

Giró su rostro, mirando a ese hombre guapo, ya con barba y más hermoso que nunca.

— gran bobo, tus piernas son más largas que las mías.

— ay, pero amor, terminaste ganando — se sentó al frente de ella. — ganaste mi corazón.

Sara rió negando, — desde el primer día que te vi.

Estaban de fiesta.

Cumpleaños de Martin Acevedo, a pedido de él todos fueron a la playa, a relajarse, a divertirse, a pasarla bien.

Incluso habían adoptado a un perro, lo llamaron Malcom, un perro travieso y juguetón, que Franco le enseñaba algunos modales.

— el tiempo pasó muy rápido, ¿no? Parecía ayer que tenía a Juan David en brazos y ahora ya está grande.

Franco asintió mientras caminaba con ella un poco lejos de la familia, agarrados de la mano mirando el atardecer.

— sigo diciendo que soy muy afortunado de tenerte a mi lado, mi amor, eres todo para mi — Franco se acercó por detrás de ella para abrazarla.

— y tú Franco Reyes, eres perfecto para mí.

Franco sonrió dejando un beso en la mejilla de su novia. Habían pasado por mucho en su relación.

Peleas, separación, y él ya había entendido algo.

Quiere estar con Sara Elizondo para siempre.

Lo estuvo pensando por mucho tiempo, pidió consejos, ayuda a sus hermanos, a Martín, a su padre y ya había tomado la decisión.

Iba a proponerle matrimonio.

Y no va a negar que tiene miedo de hacerlo, ¿ella será capaz de rechazarlo? No lo sabe.

Lo había intentando antes.

En la cena por su aniversario.
En una salida al cine.
En casa, ellos solos.

Pero nunca le salía la pregunta de la boca.

Tiene la cajita negra en el bolsillo de su short, siempre lo tiene cerca para poder hacerlo en cualquier momento pero no se atrevia.

𝐎𝐝𝐢𝐨 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 | 𝐒𝐀𝐅𝐑𝐀𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora