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Pudo sentir los rayitos de sol colarse por su ventana. Bostezo tallandose los ojos con pereza. Franco descansa a su lado, sus brazos rodean su cuerpo. Ayer las cosas no salieron como lo habían planeado, se quedaron de largo en la cama, y durmieron juntos.

Pasaron una tarde deliciosa. Se amaron, se acariciaron. Hicieron el amor tan lento y suave, Franco se tomó el tiempo necesario para besar cada punto sensible de ella. Y Sarita, bueno, ella se sentía tan feliz con las atenciones que Franco le daba.

Leandro llegó tarde. Y no los molestó, simplemente se fue a su habitación a dormir. Y está vez, no escucho mucho ruido como en anteriores ocasiones.

Sarita quería quedarse más tiempo en la cama con él, pero hoy le tocaba trabajar y no podía llegar tarde. Estiró su mano hasta su mesa de noche para ver la hora en su celular.

7:10 de la mañana.

Y miró la barra de notificaciones. Tenía mensajes de un número que no tenía guardado. Frunció su ceño entrando al chat, habían dos fotos que se estaban descargado y miró el fondo de pantalla, así no tenía el fondo ella. Hasta que se dio cuenta que no era su teléfono. Se removió en la cama, escuchando a Franco suspirar a su lado. Iba a dejar el teléfono en su sitio, no era de esas personas que le gustaba revisar cosas ajenas. Franco tenía sus cosas y no iba a estar de chismosa.

Pero antes de dejar el teléfono, las imágenes ya habían cargado y su corazón se apretó al verlas. No, no podía ser.

Se sentó de golpe tallando sus ojos, debía ser un error lo que estaba viendo. No podía ser real.

— ¿amor? ¿qué sucede? — Franco cuestionó medio adormilado.

Sara sintió como sus lágrimas caían por su rostro al ver las fotos. Era Franco, con la misma chica que tuvieron problemas antes. Estaban en un bar, la mujer en medio de las piernas de Franco mientras él estaba sentando en una de las sillas de la barra. Corrió la otra foto y pudo ver como ambos se besaban.

Y lo peor, que abajo decía.

"¿podemos volver a repetirlo?"

Se sintió tan estúpida, ¿cómo pudo haber sido tan ciega? Y ayer le prometía amor eterno.

Esa mujer es Rosario Montes, esa mujer que es perfecta al lado de Franco.

Sara se levantó de la cama, dejó el celular a un lado, las lágrimas ya caían por su rostro, y Franco al escuchar tanto movimiento, se sentó mirándola.

— ¿Sarita? ¿qué sucede?

— te pido por favor que te vayas de mi casa.

Franco se preocupó al ver las lágrimas de ella y en la forma en la que se ponía su bata de dormir, no entendía nada.

— ¿qué?

— no voy a armar un escándalo ahora mismo, es muy temprano como para incomodar a Leandro, así que te pido que te vayas de una vez, Franco Reyes.

Franco se sentía perdido. Se levantó de la cama buscando su ropa, se puso su ropa interior y sus pantalones cuando vio su celular encendido. Y vio las fotografías.

Rayos. No.

— Sarita...

— vete, Franco.

— mi amor, déjame explicarte, por favor, esto no e-

Sara empezó a caminar de un lado a otro, intentando calmar sus gritos. Las lágrimas nublaban su vista, no quería verlo, no quería oírlo.

— lárgate, por favor, no quiero verte.

𝐎𝐝𝐢𝐨 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 | 𝐒𝐀𝐅𝐑𝐀𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora