15. La llave

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Existen tres etapas del  arrepentimiento

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Existen tres etapas del  arrepentimiento. La primera sería tomar una decisión, sin pensar en las consecuencias o los beneficios. De ahí viene la segunda etapa, satisfacción, es una sensación fugaz que completa tu vacío y te sientes imparable, vamos que te podrías comer el mundo si te lo propones. La tercera etapa es la comprensión, has hecho lo que has hecho, las consecuencias han tocado a tu puerta y ahora te arrepientes lloriqueando de las decisiones tan pobres que tomas. Estoy tan acostumbrada a arrepentirme de mis estupideces, que en realidad esa es solo una lista de mi rutina diaria y cosas que no deberías de hacer.

Por ejemplo: no deberías de besar al señor glaciar porque se te puede congelar la boca. Mi índice acaricia la cálida piel de mis labios, recordando lo que acaba de pasar en aquella cocina. Pero mis labios no están congelados. Es raro que sus besos sean cálidos cuando él es la frialdad en persona. También besa raro, o por lo menos el primero se sintió como si un pato me estuviera besando. El segundo fue todo lo contrario, creo que mis pulmones todavía no han recuperado toda su capacidad y mi destello no para de pelearse entre el amarillo y el rojo. Quiero convencerme de que ese amarillo ha surgido porque llevo unos meses sin besar a nadie y no porque una macabra parte de mí se ha emociona al besar a Rainstar, sería absurdo

No deberías de besar a alguien solo porque te esté volviendo loca, en el mal sentido, y menos si la persona está borracha. Tan borracha que estás a punto de chocar contra el poste de la luz.

—¡Mierda, Rainstar!—protesto y tiro de su brazo hasta que su cuerpo choca con el mío, casi nos caemos a la calle. Y los coches pasan a toda velocidad.

—No grites—dice incorporándose.

Y las voces en mi cabeza me gritan sueltalo, dejalo ahí, que se caiga por gilipollas.

—Ten un poco de cuidado.

Él se rasca la nuca, asiente y comienza a caminar entre tambaleos graciosos.

—Lo que la princesa diga.

Pongo los ojos en blanco, no debería de gastar mi tiempo peleando con un borracho cuando yo estoy con un pie en tipsy y otro en borracha.

Tal vez me gusta un poquito el cosquilleo que aparece cuando dice princesa con su profunda voz. Sin embargo, me sentiría de la misma manera si cualquier otro chico guapo me dijese princesa. Soy débil con eso. También me gusta cuando me dicen nena o bebé.

¡Qué alguien llame al psicólogo por favor!, necesito terapia. Mierda, yo soy la psicóloga.

Me intento concentrar en el camino para que no nos perdamos. He recorrido Shoreditch tantas veces que puedo decir que es mi lugar favorito. Esta parte de Londres, siempre está llena de vida, colores, diversidad y cultura. Por lo tanto, la noche está viva hasta que sale el sol y la mata.

Pasamos por un edificio y me detengo a admirar el graffiti en blanco y negro. Es una chica morena con la curiosidad tatuada en su rostro, hay un cerrojo iluminado en su frente como si fuese la puerta a sus pensamientos. Y su afro está decorado con un montón de llaves de diferentes formas y tamaños.

Between starsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora