1. Te odio extraño

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Uhh, cuando acepté venir a la convivencia estudiantil me esperaba algo más, no lo sé: ¿divertido? Bueno, en realidad no acepté

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Uhh, cuando acepté venir a la convivencia estudiantil me esperaba algo más, no lo sé: ¿divertido? Bueno, en realidad no acepté. Mis padres me obligaron y aquí estoy frente a un alto castaño tratando de entablar una conversación, sin éxito.

—Entonces.... ¿Cómo te llamas?

Espero y espero. Silencio, ¿en serio es tan difícil mover los labios y soltar por lo menos una palabra?

—Yo me llamo Dally—digo jugueteando con los cordones de mi short blanco.

Otra vez silencio. Esto es incómodo. El tutor nos ha puesto en parejas para que nos conozcamos más y mi compañero es un poco, demasiado, aburrido.Y extremadamente extraño. Además, ¿en qué clase de universidad los profesores se involucran de esta manera con los alumnos? Tenía entendido que para ellos solo éramos un número de lista, pero al parecer el señor Thomson necesita crear lazos para que las clases sean más fluidas. Agradezco que solo nos vaya a dar historia de la psicología.

El chico se sube las mangas. Puedo ver que está sudando por los sedosos mechones que se pegan a su frente. Frunzo el ceño, ¿quién se pone una sudadera tan gorda en pleno verano? Solo él. Verlo me da más calor.

Tengo una hoja con preguntas en la mano y vuelvo a escoger una—¿Qué harías si pudieras ser otra persona por un día?

Miro mi reloj de muñeca, todavía me quedan diez minutos con el chico.

No responde por lo que me autorespondo la pregunta como si estuviese hablando sola:—Yo elegiría ser una persona rica para comprarme un montón de cosas y enviarlas a mi casa.

Sus ojos verde jade permanecen en mi pecho y me indigno ¿me está mirando las tetas?

«No, tonta, está observando tu reacción» me recrimina mi subconsciente.

Claro, una tenue luz verde traspasa mi camiseta floreada, y siento más frustración. Si tan solo me hubiera puesto una camiseta más oscura, mi desagrado no me pondría en evidencia. Años teniendo que lidiar con esto y todavía no escarmiento. Pero es absurdo ¿por eso no quiere hablarme? Es tan infantil.

—¿Qué te gusta hacer?, ¿cuáles son tus intereses?

La esperanza resurge como un fénix en mi interior al ver sus rosados labios entreabiertos.

¡Va a hablar! ¡por fin!

—Lo único que me interesa ahora mismo es que cierres esa bonita boca tuya.

Levanto las cejas incrédula ante su rudeza y un incontrolable mohín aparece en mis labios. Mi entusiasmo se ha desvanecido.

«¿Bonita?»

—¡Puedes hablar!—señalo—, solo estaba intentando ser amable. Eres muy aburrido.

¿Qué otro nombre podría tener alguien que es más frío que un helado pirulo?

Between starsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora