19. La estrella más brillante

1.2K 113 6
                                    

Estoy tan nerviosa que ni siquiera he tenido el tiempo de cagarme de miedo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estoy tan nerviosa que ni siquiera he tenido el tiempo de cagarme de miedo. Juro por todos mis libros, que si la situación fuera distinta no me atrevería a entrar a un bosque durante la noche. El viento sopla a mi alrededor, moviendo los altos árboles que son casi indistinguibles en la oscuridad. Necesito llegar a nuestro punto de encuentro antes de que empiece a ver cosas que solo existirían en las películas de terror. 

Mis pies se mueven con más rapidez, haciendo ruido al pisar las hojas secas. La capucha de mi sudadera está a punto de caerse de mi cabeza y tengo las manos demasiado ocupadas para arreglarla. Entonces, veo el banco, allí, en medio de dos arbustos y con una farola iluminandolo solo a él. Como si fuese la única parte importante del parque. Mi corazón empieza a latir desbocado, en cualquier momento saldrá corriendo de mi pecho. La distancia es cada vez más corta y él todavía no se ha dado cuenta de que estoy aquí.

«Esto es lo correcto, dally. Limpia la mierda que has embarrado por todas partes».

Rigel tiene los codos apoyados sobre las rodillas y el rostro oculto tras sus palmas. Mientras más le presto atención más crece la culpabilidad que lleva matándome toda la semana. Creo que insistí tanto que al final decidió quedar conmigo por deshacerme de mí. Sé que puedo llegar a ser bastante pesada. Pero si no le hubiese enviado mensajes hasta el cansancio no hubiera tenido la oportunidad de verlo cara a cara hoy. 

Avanzo hasta ponerme delante del señor glaciar, quien levanta la cabeza en cuanto mi sombra aparece sobre él. Me mira y su rostro entero se endurece, pasa de tener una expresión de agobio a convertirse en un témpano de hielo. Esto provoca que el azul de mi destello se torne mucho más profundo.

Intento sonreír pero solo consigo que una ridícula mueca aparezca en mis labios. A continuación, Intento romper el hielo con la última arma a mi disposición. Extiendo el vaso de latte que le había preparado unos minutos antes de venir para que guardara el calor. Su mirada salta del vaso a mi rostro y de mi rostro al vaso antes de que decida tomarlo dubitativo.

«No te preocupes, no te voy a envenenar».

Me siento a su lado, al otro extremo del banco y agradezco no tener que hacer contacto visual con él. Tomo un sorbo y él me imita, una chispa de esperanza surge en mi interior. Cierro los ojos, el líquido baja por mi garganta, relajándome, permitiendo que piense con mucha más claridad. Sé porqué estoy aquí, sin embargo, las palabras no se atreven a salir de mis labios. Lo único que puedo hacer es tratar de hacerme más pequeña para que la sudadera se convierta en mi armadura.

 Nada, mi mente está en blanco, mi angelito ha desaparecido, mi diablito se ha ido con él, y mi subconsciente se ha escondido en algún lugar al que no logro llegar. Mi visión periférica me permite examinar cada movimiento que hace Rainstar, está tenso y el ritmo de su respiración es irregular. Algo en mí está esperando a que explote. Algo en mí siente que esa reacción haría que mi culpa desapareciese. ¿A quién voy a mentir? me siento horrible por todas las malas decisiones que me llevaron a terminar así. Todavía puedo ver el vacío de sus ojos cuando cierro los míos.

Between starsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora