Tienes un secreto que podría arruinarte la vida.
Empiezas a calcular tus pasos, acciones, palabras y la gente que se acerca a ti.
Algo se te sale de las manos, terminas conociendo a la versión andante de una radio sin botón de apagar.
La odias, la d...
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Puedo declarar que odio con todas mis fuerzas las despedidas. ¿Por qué tiene que existir algo que parece haber sido inventado por el mismísimo demonio?
Una vez más aprieto mis manos juntas y suelto un largo quejido de frustración. Para la mala suerte de mi triste corazoncito cuando el sol apenas se estaba asomando, Dereck me levantó porque iríamos a dejar a Celeste al aeropuerto. No me esperaba que fuese tan duro dejarla ir.
Mis pies se arrastran sobre el camino de piedra y me distraigo con el murmullo del río que se encuentra a apenas unos metros de mí. Cuando eche la solicitud en esta universidad me había fijado principalmente en la belleza de sus edificios construidos en 1891, el conjunto de estos parece formar un palacio enorme sacado de un libro orientado en la época victoriana.
Es decir, alimentan el sueño frustrado de mi yo de cinco años que deseaba ser una princesa.
Doy un respingo cuando una helada mano se posa en mi hombro.
—¡Hola, Dally!
Mi mente se encarga de maquinar a una velocidad increíble para recordar su nombre, era con.. ¿D? ¿Danna?, más rápido Dally.
—Hola, Daniela.
—¿Por qué estás triste? Te prometo que las personas de aquí somos la mayoría agradables.
—No es eso, estoy bien.—Me veo en la necesidad de interrumpirla y ocultar mi oscura luz azul.
Daniela me escudriña de arriba abajo y otra vez de abajo a arriba como si yo fuese la última criatura descubierta por la ciencia.
—¿Dónde esta el edificio?
—Caminabas tan segura que pensé que ya lo sabías.—La morena señala a un enorme arco blanco que conecta con unas antiguas escaleras.
Como si yo fuese una cámara grabando las escenas más detalladas de una película, observo los delgados dedos de Daniela girando el pomo de la puerta. Esta se abre acompañada de un chirrido que llama la atención de los estudiantes.
Mi yo de hace seis meses hubiera mirado hacia abajo o incluso evitado entrar, pero mi yo de ahora prometió que sería segura y decidida, incluso si eso significa fingir confianza. Ya sabes lo que dicen.
«finge hasta que lo consigas».
Además, la seguridad es un concepto abstracto y nadie sabe realmente si es genuina, nadie lo sabe hasta que ese jodido destello naranja dice: «hola está mintiendo».
—Bienvenidos a diversidad entre individuos y sociedad.—Una diapositiva con la imagen de un grupo de cuatro amigos abrazándose aparece en la pizarra—. En este módulo exploraremos como las conexiones emocionales se desempeñan.
Sus ultimas palabras detonan una cadena de emociones directamente relacionados con Celeste. Mis labios se fruncen en un mohín, pongo la mano contra mi pecho e intento distraerme leyendo las diapositivas. Sin embargo, la teoría es más profunda de lo que debería y mis ojos comienzan a cristalizarse.
