29. Arte

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Junto los dedos de mis manos hasta formar un rectángulo y empiezo a moverlos a  mi alrededor,  buscando la escena perfecta para traerla a la vida sobre mi lienzo

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Junto los dedos de mis manos hasta formar un rectángulo y empiezo a moverlos a mi alrededor, buscando la escena perfecta para traerla a la vida sobre mi lienzo. Rigel se mete en medio y muevo el rectángulo rápidamente. La última vez que intenté pintarlo terminó en desastre. Mi vista encuentra lo que tantas veces había soñado con pintar en persona y no a través de una pantalla. Tardamos más de seis horas en coche llegar hasta aquí y casi una hora subiendo la colina que lleva al castillo. Me decido por esbozar una de las altas torres medievales del castillo de Bamburgh junto a los cuidados campos verdes a su alrededor. 

 Apoyo el duro cuaderno sobre mis rodillas, trazo cada línea, cada piedra y cada minúsculo detalle hasta que el dibujo es casi idéntico al real. Rainstar se pasea a mi alrededor capturando la belleza del paisaje en una de las tres cámaras que ha traído. Saco mi paleta de pintura acrílica y le doy vida a mi boceto. El rustico color grisáceo de las piedras que componen al castillo hace contraste con el vívido verde de la hierba y las tonalidades cálidas del atardecer. Cierro los ojos, respirando profundamente, el sonido del mar y el olor a agua salada provocan que todo mi cuerpo se relaje. 

Mi mente se encuentra en un lugar pacifico donde lo único importante es plasmar el amor que siento por la vida entre los lienzos de mi cuaderno. Puede que sean horas o minutos el tiempo que paso perdida el movimiento de mi pincel. Al finalizar, Rainstar se tira a mi lado y observo como los últimos rayos de sol iluminan sus ojos verdes. Me sonríe, también sonrío y de alguna manera disfruto este momento como si fuera el último.

—Ya entiendo por qué querías venir aquí— murmura sobre el sonido de las olas y me acuesto en el césped.

—Es una maravilla ¿cierto?

Nuestros cuerpos se encuentran en direcciones opuestas y nuestras cabezas una al lado de la otra. Por alguna razón nos sincronizamos quedando cara a cara. Nuestras narices se rozan suavemente y mis ojos quedan hipnotizados mirando sus jugosos labios. Me pregunto si él también hace lo mismo. Nos quedamos en la misma posición hasta que él se levanta.

—Todavía queda una cosa.

—¿El qué?— pregunto poniéndome de pie.

—En tu lista decía que querías ver la aurora boreal— responde y una media sonrisa estiran las comisuras de sus labios —. Te prometo que algún día te llevaré a Islandia.

—¿Qué me asegura que me llevarás a Islandia?

—Yo nunca rompo mis promesas, pulga.

El tono amarillo de mi destello se intensifica. No puedo negar que durante toda la excursión me he sentido como la persona más feliz del mundo. Algo dentro de mi no se esperaba que Rainstar fuese a cumplir con todas las partes de nuestro trato. Y me siento horrible porque todos mis intentos por hacer que su destello brille han fallado. Entonces recuerdo que solo queda una semana para que nuestro trato llegue a su fin.

Between starsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora