Cruzo las piernas una encima de otra sobre el incómodo sillón rojo de la cocina y le sonrío a Laura, mi nueva compañera de piso, cosa que ella responde con mucha más calidez.
—¿Y qué estás estudiando?
—Segundo año de criminología ¿y Tú?
—Psicología, tú que llevas ya dos años aquí ¿cómo es la experiencia?
Ella me observa fijamente, no soy capaz de describir lo que su mirada me transmite, y chasquea la lengua—. No sabes dónde te has metido.
¡Venga, ya! ¿Por qué todo el mundo me está intentando aterrorizar? Solo quiero un poco de paz y armonía.
Y lo único que he conseguido esta última semana es sentir que en cualquier momento los dinosaurios van a regresar del más allá para llevarme con ellos.
—¿Tan malo es?
—La universidad no es mala. Los alumnos son un caso a parte, las cosas que pasaron el año pasado son...—su mano se balancea en el aire, haciendo ese ritual para buscar la palabra perdida—increíbles, pero no en el buen sentido. Fue algo brutal
Suelto una risilla nerviosa esperando a que me diga que está bromeando, sin embargo, su destello no cambia a el característico tono verdoso de la mentira y el mío empieza a tornarse celeste.
—Uh, ¿qué pasó el año pasado?—balbuceo.
La pelirroja se lleva los dedos a los labios y cierra una cremallera invisible, y a continuación tira la llave al vacío—. Nadie puede hablar de ello.
Mi curiosidad empieza a burbujear dentro de una botella que está a punto de estallar. Tal vez es la manera en la que habla, o la desesperación por saber qué es eso tan misterioso y horrible que pasó aquí.
—¿Por qué?
—Son tantas las cosas que pasaron que nos obligaron a firmar un contrato de confidencialidad para no arruinar la imagen de la uni—gesticula cruzando los brazos a la altura de su pecho y tapando así la visión de su destello.
Frunzo el entrecejo incrédula y aunque trato de enviarle una señal a mi cerebro para que cierre mi boca, esta permanece entreabierta. De todas las cosas que podría decirme ¿tenía que ser algo así?
Quedarme en casa ya no suena tan mal. Ahora es ella la que me analiza y ladea la cabeza.
La sonrisa cálida que me había mostrado al principio no se acerca ni lo más mínimo a la extraña mueca de ahora.
—No es por asustarte, solo ten cuidado—murmura como si la sala estuviese siendo vigilada por un espía o alguna clase de asesino—.Pero no te preocupes
¿Qué no me preocupe? ¿Perdona?
Seguro cree que soy uno de esos personajes que sale a preguntar si alguien está en la casa cuando perfectamente puede oír que alguien se ha metido a matarlo.
Si de algo puedo presumir es de sentido común, aunque algunas veces falle.
Me balanceo incómoda sobre mi propio peso y le prestó atención a la aburrida cocina de madera, en la que el único toque de color son las viejos cuadros de paisajes que se hallan en una de las paredes.
—Lo pasado es pasado, este año será diferente—manifiesto al universo. últimamente estoy leyendo mucho sobre la ley de manifestación. Espero que no sea un fraude
Laura asiente y se pone de pie—Nos vemos luego.
En cuanto se retira saco mi móvil para entrar en la aplicación de mensajes, y gracias a Lucas soy capaz de enviarle un mensaje a Rainstar.
De: Dally
Hola, si vamos a hacer el trabajo juntos tal vez deberíamos llevarnos bien.Él tarda en responderme más de cinco minutos y me empiezo a preguntar si el wifi de su casa funciona.
De: Pirulo
No, ¿Quién te ha dado mi número?Hasta por mensajes es insoportable. Ni siquiera puedo verle la cara pero sé que está frunciendo el ceño.
De: Dally
Alguien más agradable que tú.De: Pirulo
ElimínaloDe: Dally
No, esta semana tenemos que empezar la presentaciónY el muy descarado, me deja en visto. Así sin más. Ni un vale ni un sí. Solo dos tics azules.
Autora: Pequeñ@ devoradora de libros, Del 1 al 10 ¿cuanto odias que te dejen en visto.
Maratón 2/2
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Between stars
RomanceTienes un secreto que podría arruinarte la vida. Empiezas a calcular tus pasos, acciones, palabras y la gente que se acerca a ti. Algo se te sale de las manos, terminas conociendo a la versión andante de una radio sin botón de apagar. La odias, la d...