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Doyoung había casi olvidado lo que se sentía pasar el celo con un alfa, de hecho la última vez que lo hizo fue posiblemente en secundaria cuando aún era muy estúpido y hormonal como para no reconocer el riesgo que presentaba. A su edad aún era estúpido y hormonal pero con el paso de los años aprendió a pasar sus celos en soledad, se había convencido a sí mismo que algún juguete haría el mismo "trabajo" que un alfa.

Definitivamente se equivocó. Las manos suaves pero pesadas de Johnny le confirmaron una y otra vez lo equivocado que estaba y Doyoung no estaba seguro de si todos los sentimientos que estaba experimentando era por el hecho de estar con un alfa o porque él llevaba años sin un acercamiento de este calibre.

Johnny se encontraba aún besándolo con exigencia mientras Doyoung envolvía sus brazos en su espalda gustoso de ser tratado con tanta necesidad, la faceta nueva que le estaba mostrando el alfa era algo fresco y reconfortante para el omega.

Doyoung, quien no quería quedarse atrás también movió sus manos con nerviosismo y comenzó a desabotonar la camisa que llevaba Johnny, sin embargo hubo algo que lo desconcentró de la tarea.

Las manos grandes del alfa recorrieron su cintura arrastrando hacia arriba la camiseta gris que llevaba ese día. Las manos subieron tanto hasta dejar sus pequeños pezones al descubierto, lo cual dio lugar a un suspiro por parte de Johnny y un fuerte enrojecimiento en Doyoung. Se sentía como todo un virgen frente a Johnny y no entendía porqué, él había tenido también sus aventuras y no era ningún puritano. Estaba claro que el celo lo estaba cegado un poco pero Doyoung sabía que esa no era excusa para quedarse echando como estrella de mar mientras Johnny hacia todo el trabajo. No lo iba a permitir.

En un pequeño arrebato de emociones logró empujar a Johnny hasta dejarlo acostado boca arriba y no tardó nada en colocarse sobre él e inclinarse para enterrar la nariz en su cuello intentando aspirar todas las feromonas que podía. Sintió suaves vibraciones contra su nariz cuando Johnny soltó una risa y le preguntó si eso es lo que había querido desde el principio.

Doyoung, ni corto ni perezoso, le sacó la camisa que llevaba y también se sacó la suya antes de inclinarse y pegarse a su pecho, soltando un ronroneo en cuanto sintió la piel de Johnny contra la suya y pudo olfatear la masculina esencia que emanaba de su piel. Su aroma lo volvía loco.

—¿Estás seguro de esto? —Escuchó la voz del alfa. Doyoung sabía que no se encontraba en una posición en la que pudiese dar una respuesta racional, pero aún así lo quería.

—Te necesito... —Se limitó a susurrar contra su pecho.

Johnny dio una profunda respiración antes de asentir en respuesta, tal vez dándose cuenta que Doyoung no pararía en ese momento ni más tarde.

—Entonces déjame hacerlo a mi modo.

Luego de eso las cosas pasaron lentas y ligeramente borrosas para Doyoung, quien se encontraba flotando en una nube de felicidad y disfrutando de lo que Johnny le estaba ofreciendo.

El alfa se tomó su tiempo para sacarle lo que le quedaba de ropa y fue dulce y amable mientras repartía besos mojado desde su cuello hasta su vientre bajo. En cuanto lo vio acomodarse entre sus palidas piernas, Doyoung supo lo que se venía pero nada lo preparó para la sobreestimulación que recibiría.

Cuando sintió los largos dedos de Johnny sosteniendo su pene desde la base y dándole un ligero beso al glande, Doyoung supo que se perdió a sí mismo. Soltó un gemido desconocido para él y todo su cuerpo se agitó con un suave temblor y escuchar la risa de Johnny no mejoró las cosas.

Al parecer el alfa sabía lo que estaba haciendo y de hecho Doyoung nunca dudó que Johnny fuese muy MUY bueno en la cama, pero ni en sus más atrevidas fantasías había imaginado a un alfa enteramente dominante entre sus piernas y lamiendo su pene como si fuese una paleta mientras él se deshacía bajo su lengua.

play date.  johndoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora