play date. johndo

28

Tras una semana Doyoung había adoptado el ritmo de trabajo casi inconscientemente y como bien había dicho Renjun, el trabajo no era muy pesado, y los días que sí eran más pesados recibía ayuda de otros empleados, lo que hacía sus jornadas de trabajo bastante amenas y más llevaderas.

El restaurante de la familia del novio de su hermano es pequeño, sí, pero está lleno de vida, recibiendo a muchas personas a diario. Doyoung se dio cuenta rápidamente que la mayoría eran clientes habituales, lo cual lo hizo sentir un poco fuera de lugar los primeros días, observando cómo los clientes saludaban a los empleados por su nombre y compartían bromas que él aún no entendía. Sin embargo, poco a poco, empezaba a ser parte de esa cotidianeidad. Incluso comenzaba a recibir propinas, un detalle que no pudo pasar por alto, incluso en su antiguo trabajo en la cafetería no recibía tanta propina.

El restaurante sirve comida variada pero la especialidad era la comida china, cosa que asombró a Doyoung, hasta ese momento, su experiencia con la gastronomía china se limitaba a lo que veía que ofrecían las grandes cadenas de restaurantes, lo que, como decía el padre de Renjun con cierto aire de superioridad, apenas podía considerarse auténtico.

Doyoung se movía entre las mesas y la cocina, recogiendo platos vacíos y atendiendo a los clientes, sintiendo cómo el cansancio se acumulaba en sus piernas y espalda, era obvio, había pasado de tener un trabajo casi inexistente con Johnny, donde más que actividad física, su trabajo era representar un papel, a un trabajo que requería que estuviera en constante movimiento. Eso no le molestaba, es más, le gustaba, pero la diferencia comenzaba a hacerse notar en su cuerpo. Se decía a sí mismo que era solo cuestión de acostumbrarse.

El sonido de un plato chocando contra otro lo sacó de sus pensamientos. Haechan, el joven omega que también trabaja en el turno de la noche los viernes, acababa de entrar a la cocina con una pila de platos y un rostro cargado de impaciencia. Era la última mesa.

Haechan es algo bruto en sus movimientos, como si no tuviera cuidado al pasar entre las mesas ni al colocar los utensilios. Pero hace su trabajo de forma rápida, no como él, lo cual le da un poco de vergüenza y a la vez envidia. Doyoung no quiere sentirse menos ahí, no cuando ya tiene privilegios por haber entrado sin siquiera pasar por una entrevista de trabajo.

—Permiso... — murmura el omega, empujando ligeramente a Doyoung para abrirse paso.

Doyoung se aparta rápidamente, con un leve rubor subiéndole a las mejillas.

—Lo siento... no te vi—. Doyoung observa como el menor deja la pila de con un suspiro y comienza a lavarlos con una velocidad casi mecánica, lo que evidencia que lo hace diariamente.

Doyoung se siente tentado a ayudarlo, por lo que sin decir una palabra, toma una toalla y comienza a secar los platos limpios, consciente de que cualquier intento de entablar una conversación con el joven omega no sería buena idea. Haechan es difícil de leer, Doyoung no es una persona especialmente amigable, pero algo le dice que no le vendría mal intentar acercarse a Haechan, o tal vez solo se ve reflejado en él. Este último pensamiento lo hace sentir como una mierda.

—Puedo hacerlo solo, no te preocupes —. La voz de Haechan es amable, pero monótona, casi ni voltea a mirarlo cuando lo dice.

—Realmente no tengo otra cosa que hacer...—Doyoung sonríe casi por cortesía y sigue ayudando. Detrás de ellos se oye a los cocineros riendo y bromeando mientras se alistan para salir. Ellos, sin embargo, salen al final ya que deben acomodar todo para el siguiente día y esperar a que lleguen los dueños para cerrar.

El tiempo avanza, y el silencio en la cocina se vuelve casi cómodo mientras terminan de limpiar. Algunos minutos después, la madre de Renjun asoma la cabeza por la puerta, echando un vistazo a los dos y sonriendo.