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Lentamente termina el beso apasionado. No sé en qué momento, he empuñado su ropa. Solo sé que mi mente ha quedado ida, por tanta emoción que inunda mi ser. Mi respiración es entrecortada. Observo a los ojos amarillentos de Belicar y arrimo mi cabeza a su pecho, pudiendo escuchar latidos.
¿Su corazón late?
Escucho atenta, comprobando que sus latidos son irregulares. Diferentes a los míos.
—Eres un idiota —musito, mirándolo fijamente—. Controla tus hormonas.
Él permanece unos segundos observándome, pero luego ríe.
—Tu miedo es un platillo delicioso para un demonio como yo —explica con sorna. Toma mis dos manos y la acaricia con sus dedos—. Al menos, ya no estás aterrada.
¿Aterrada? ¡¿Quién lo estaría luego de ese beso?!
—No lo estoy. Gracias por quitar mi miedo de golpe —ironizo, soltando un suspiro y viendo que tiene una sonrisa plasmada en su rostro—. ¿Qué? ¿Me trajiste para besarme?
Suelta a reírse, mientras escucho a Klaus posarse en su hombro. ¿En qué momento voló?
—Quisiera decirte que así es, pero no. —Suelta mis manos y retrocede dos pasos—. No tengas miedo. Eso es muy excitante para un demonio. Tal vez, salgas mordida y traumada.
—¿Qué?
Antes que siguiera preguntando más, una figura humanoide, se cuela a un lado de nosotros. Un tipo con una chaqueta negra, está de pie con una mirada amarillenta que brilla en la oscuridad. Su presencia es solemne y enigmática. Encima de su cabeza carga un sombrero con unas plumas de colores.
—Veo que el exduque infernal, ha cambiado de métodos para conquistar —dice con tono profundo—. Recuerdo que solo ibas a la presa y la dejabas desnuda, mientras la embestía fuerte, usando tu...
—¡Buenas noches! —exclamo, cortando sus palabras sexuales. Él nuevo demonio, fija sus ojos en mí, mientras escucho la risa de Belicar. Lo odio—. Están prohibidos los detalles de sus anécdotas de mayores de edad.
—Una humana. ¿Te la comerás?
Giro los ojos. ¿Por qué todos piensan eso?
—No. Eso no hará —contesto sin ganas. Belicar no para de reírse—. ¡Deja de reírte, idiota!
—¿En serio? Pensé que lo haría. Te ves redonda, gordita y sabrosa —detalla, produciéndome estrés—. Si no puedes comértela, lo podría hacer yo. Siempre he querido probar a una ternera.
¿Qué cosa? ¡¿Por qué siempre debo verme como comida ante los demonios?!
—No. Es mi novia —contesta Belicar, agarrando mi mano. Lo miro asombrada—. No. Tampoco comparto. He dejado mi vida de demonio mujeriego a un lado. Solo me conformo con una.
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DAME TU TIEMPO
Paranormal"Dame tu tiempo y te daré lo que deseas", esa fue la frase que escuché cuando estaba llorando afuera del hospital, por saber la situación crítica de mi hermana. Era un chico de alto con gracia y sardónico. Un demonio. ¿Puede una chica como yo, haber...