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Llego al hospital, toda arruinada. Siento un peso en los hombros que acribillan mi cuello, dejándome sin aire. Parezco que he envejecido siete años. No está de más. Con todo, lo que he presenciado y sentido, puedo hasta entrar en un loquero, por estar viendo cosas de otro mundo.
Respiro profundo.
Lo merezco por hacer un trato con un demonio.
Al menos, mi hermana está bien.
—¿Arienne? —pregunta mi madre, saliendo de la habitación de mi hermana—. ¿Qué ocurre? ¿Por qué te ves demacrada?
¿Lo estoy? No he visto mi condición facial.
—Tuve que ir a la universidad a ver unos papeles —miento, intentando sonreír muy normal—. ¿Cómo está mi hermana?
—Oh, ella está bien. Hasta preguntó por ti. ¡Ya puede hablar!
—Me alegra saberlo, mamá —digo, dejando escapar un suspiro profundo y sonoro que hace que me observara con preocupación—. Estoy bien.
—Si estás enferma, deberías hacerte ver de la doctora de aquí. Es muy buena.
Lo que quiero en estos momentos, es dormir de largo.
—No. Iré a descansar a casa. Lo necesito con mucha urgencia —informo, poniéndome de pie. Aún siento mis piernas temblar. ¡Oh, Dios! Lo que vi fue igual a una película de terror.
Ese vidente italiano, se recuperó inmediatamente, como si nada hubiera pasado con esa mujer espectral. Aunque, estuvo de pie por varios segundos en silencio, llorando por su amor perdido.
Luego se fue, despidiéndose y agradeciendo a Belicar.
—¿Arienne?
—Iré a dormir, mamá. Dile a mi hermana que después, hablaré con ella —comento, regalándole una sonrisa tranquilizadora—. Cualquier cosa, me avisas a casa. Me levantaré de una timbrada.
Con eso, me alejo a paso apresurado, evitando que empezara la lluvia de preguntas. Prefiero no mentirle con respecto a eso. ¿Decirle la verdad de lo que está pasando?
Lo dudo que me crea.
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Muevo mi cuerpo de un lado de la cama, sintiendo un aleteo aproximarse al borde de esta. Gimo y me cubro con la sábana por completo. Vuelvo a dejar que mi respiración, sea profunda y apacible. Sin embargo, el ruido de algo quebrarse, hace que diera un brinco y me mandara al suelo, cayendo de trasero.
—Buenas madrugadas, chica patata. —Saluda Belicar desde el rincón de mi cuarto. En sus manos, tiene un disco de música de mi aparador. Con su traje negro misterioso y su porte alto, parece un acosador—. No pensé que te gustaba este tipo de género.
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DAME TU TIEMPO
Paranormal"Dame tu tiempo y te daré lo que deseas", esa fue la frase que escuché cuando estaba llorando afuera del hospital, por saber la situación crítica de mi hermana. Era un chico de alto con gracia y sardónico. Un demonio. ¿Puede una chica como yo, haber...