"Dame tu tiempo y te daré lo que deseas", esa fue la frase que escuché cuando estaba llorando afuera del hospital, por saber la situación crítica de mi hermana. Era un chico de alto con gracia y sardónico. Un demonio. ¿Puede una chica como yo, haber...
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Luego de una gran pausa de shock que llevé por sus palabras, estoy sentada de nuevo enfrente del hospital. Casi amanece. Aún no entro al cuarto donde está mi hermana para abrazarla. Suspiro y miro como el demonio con quién hice el intercambio, no deja de observar al cuervo que tiene en la mano, mientras que este, intenta picarle los dedos.
Me involucré con demonio.
Parece cosa de películas. ¿Ahora qué será de mi vida? ¿Cómo le haré desde este momento?
—No quiero estar unida a un demonio como tú —digo suspirando. Arrimo mi cabeza al asiento y ladeo el rostro para observarlo. Aún sigue escrutando a su cuervo. Hasta lo puedo escuchar susurrar—. ¿Qué? ¿Le estás contando las plumas?
—Sí. Klaus tiene tres mil plumas en todo su cuerpo —contesta muy atento al plumaje del dichoso cuervo—. Debo inspeccionar que no cambie de co.... ¡No!
De nuevo, se ha sorprendido por ver otra pluma blanca.
Giro los ojos y sigo mirando al cielo de la madrugada.
—¿Podrías explicarme a fondo lo que ocurre? Quiero entender más de este asunto de compartir tiempo —demando. Escucho su farfullo lleno de desesperación—. ¡Deja de contar las plumas de tu cuervo!
Escucho el aleteo del cuervo, mientras este, vuela a uno de los árboles, quedando de pie y con la mirada hacia nosotros. Se acicala como todo un pájaro.
El demonio se ubica muy cómodo a un lado de mí para luego mirarme con una rotunda decepción. O eso lo que siento al ver sus ojos amarillos. A simple vista, parece un chico de unos veinte años.
No parece un demonio.
—Comparto mi tiempo contigo. ¿Qué quiere decir esto? —Hace una pausa y suspira con pesadez—. Lo más probable fue que te quedaba poco tiempo de vida.
¿Poco tiempo de vida?
Lo miro ceñuda por la barbaridad que sale de su boca.
—¿Poco tiempo de vida? ¿Qué quiere decir es......—Sus palabras alumbraron mi cabeza, entendiendo a la perfección—. ¿Iba a morir este año?
—Esta semana. Para ser exacto —puntualiza, moviendo su cabeza de un lado—. ¿Cómo desvincularte de mí? Bien, sería perfecto que dijera que solo hace falta un pacto de sangre conmigo o algo así.
—¿Pacto de sangre?
—He visto que tienen películas de terror sobre eso. Así que.... Descarta esa idea. —Se coloca en posición lateral y queda mirándome demasiado serio. Tanto que está produciéndome escalofríos—. ¿Lo intentamos?
—¿Intentar qué?
—Podemos desmembrar a un animal. ¿Qué te parece a Klaus? —comenta con una tranquilidad que da miedo. ¿Matar a su cuervo?—. Él es negro y gordito, puedes formar un círculo en el suelo y empezar a danzar ese baile extraño que hacen los humanos.
