CAPÍTULO 16

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Camino a un lado de Belicar, el cual, ha estado callado. ¿Pensando? ¿En qué? ¿En la escena que tuvimos con el otro demonio? Son las dos de la mañana, hora pico donde estaría durmiendo en mi cama muy cómoda, pero no, aquí estoy, con el individuo que comparto el tiempo y su amigo que es un bello cuervo negro.

Suspiro y miro las calles desoladas, fijándome en la soledad y el ruido de insectos que dan un concierto nocturno.

—¿Aún existen las hechiceras? —pregunto, intentando salir del silencio sepulcral—. ¿No eran brujas? Esas personas que hacen magia.

—Puedes llamarlas como quieras. Para mí, son iguales —contesta con tono cansino—. He tratado con una. Como resultado tengo a un individuo a mi lado.

¿Qué está diciendo?

Klaus grazna, picándole la cabeza, haciendo que este gimiera de molestia.

—¿Te estás refiriendo a Klaus?

—¡Estaría bien si estuviera solo! —exclama Belicar, peleando con Klaus—. ¿Qué dijiste, cuervo viejo? ¿De verdad? ¡¡Tú eres el pesado!! ¡¡Siempre debo de tenerte a mi lado!! —Lo sujeta y empieza a estrangularlo—. ¿Por qué te vas a la piiii? Sí, como no. Un día te....

Le doy un puntapié que lo hace gemir y soltar a Klaus directo a mis manos. Lo pongo en mi hombro y miro a Belicar con el ceño fruncido, mientras que él, mueve su pie por el dolor proporcionado.

—¿No dijiste que Klaus es tu vida? —inquiero, cruzando mis brazos en mi pecho—. ¿Es mentira eso?

—¡Claro que lo es! ¡Es mi vida!

—¿Entonces por qué lo estrangulas? ¿No es contradictorio? —cuestiono. Él sacude su pie, mientras suelta un respiro—. ¿Qué?

Pasa una mano por su cabello y me observa con sus ojos amarillos brillantes. En tres pasos, queda a centímetro de mí. Baja un poco el rostro, acercándose al mío. Retrocedo sin dudarlo.

—Veo que te estás llevando bien con el viejo Klaus.

—Ha estado cerca de mí todo este tiempo —contesto nerviosa por su cercanía—. Además es un animal. Me gustan las aves.

Esboza una sonrisa sínica en sus labios.

—¿Te gustan?

—Sí.

—¿Qué tanto, chica patata?

¿A dónde trata de llegar?

Escruto con detenimiento su rostro, apreciando por primera vez en todo este tiempo sus facciones. No me he dado cuenta que posee un atractivo físico. Tiene un matiz desconocido. Muy perfecto.

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