"Dame tu tiempo y te daré lo que deseas", esa fue la frase que escuché cuando estaba llorando afuera del hospital, por saber la situación crítica de mi hermana. Era un chico de alto con gracia y sardónico. Un demonio. ¿Puede una chica como yo, haber...
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Dejo atrás las palabras que dijo sobre Klaus y soy la primera en entrar por la ventana quebrada. Entro con cautela, tratando de no lastimarme con los pedazos de vidrios sobresalientes. Medio que piso ese pequeño cuarto de matanzas, el olor a sangre, se acentúa más en mi nariz, produciendo que fuera a un tacho de basura a vomitar. Nunca fui buena en lo que se respecta a cosas sangrientas o miembros desmembrados.
—No pensé que fueras delicada en estos temas, chica patata.
—Odio esto —concreto, limpiándome la boca—. No pensé llegar a este sitio. Ni mucho menos, ver cosas extrañas.
Él ríe entretenido.
—Ya acostúmbrate. Estás junto a un demonio antiguo y ex...
—Corta con tus palabras ególatras, Belicar. Mejor, busquemos a Klaus. Aunque tengas amor y odio por él. Para mí, ese cuervo es importante —replico, poniéndome de pie. Él me observa con curiosidad—. ¿Qué?
—¿Por qué los humanos se encariñan rápido con algo? Son extraños.
Entrecierro los ojos.
—¡Ustedes son extraños! —exclamo entre un suspiro—. Klaus ha estado a mi lado todo este tiempo. Me protegió en esas catacumbas. Lo lanzaron contra la pared, solo por protegerme. Además......
—¿Además qué?
—Amo las aves —completo, mirándolo fijamente—. Recuperaré a Klaus. No porque tenga nuestro tiempo, sino porque le he tomado cariño.
Por unos instantes, queda observándome con un atisbo extraño en sus ojos amarillos. ¿Pensando? ¿En qué?
—Eres la segunda mujer que le tiene cariño a ese cuervo viejo —habla, soltando una sonrisa que no le llega a sus ojos—. Parece que Klaus, atrae a mujeres problemáticas.
—¿Qué dices?
—Eso mismo, chica patata —replica, acercándose de manera peligrosa a mí—. Nunca entenderé el cariño que tienen seres como tú. —Sus orbes brillan enigmáticamente—. Quizás, jamás lo comprenda. Eso a veces, hace cuestionarme muchas cosas.
—¿Qué cosas? —pregunto en un susurro. ¡He quedado presa de su encantamiento místico de demonio!
Despliega con lentitud una sonrisa de lado en sus labios, haciendo que sienta una extraña sensación en el pecho.
—Me gustaría contestarte en estos momentos, pero como estamos en medio del rescate de ese pájaro viejo.....—Toma un mechón de mi cabello, para llevarlo a sus labios y soltar una mirada brillante—. Luego hablaremos, Arienne.
¡Oh Dios mío!
Se aleja de mí, dejándome petrificada y anonadada.
¿Quién diablos es? Sé que es un demonio sardónico, pero.... ¿Por qué hay ratos que se comporta tan galán?
