Semana treinta y dos.

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¡¡Últimos capítulos!!

(If I die young)

Domingo.

Descansaba en el pecho de Diego tranquila. No había nada que pueda hacer para detener el pasado, y los malos sentimientos podían apoderarse de mí en tan solo segundos o minutos. Diego acariciaba mi panza, muy tranquilo, yo en cambio no podía estarlo, tenía miedo. Sufría nuevamente miedo, maldito miedo. Malditas sombras del pasado.

—Diego, tengo miedo— susurré débil a su oído.

—¿Te duele algo?— preguntó alarmado, negué—. ¿Qué ocurre?

—Tengo miedo de mi pasado. Tengo miedo de que mi pasado afecte mi presente. Porqué si yo quiero ser feliz todo el mundo se pone en mi contra. Hay veces que logro ser lo que necesito, logro ser la cura para mi propia enfermedad pero el resto del mundo es veneno, veneno contra el cual no tengo defensa. Soy la cura para mí misma, pero si el mundo es veneno lo único que puedo hacer es que no se convierta en cicuta.

—Lodovica nunca nadie dijo que la gente es fácil, por algo existen los psicólogos. Razonamos cosas que son como comportamientos animales. Nosotros somos los que no estamos humanizados en este mundo. Los humanos no somos esta mierda en la que nos hemos convertido, los humanos somos tan solo otra clase de animales. Pero la sociedad nos da otro objetivo, el cual busca conquistar todo el mundo, busca la dominación absoluta de su ambiente. El cual busca un impulso a ser perfecto para una sociedad cambiante. Las formas de ser perfecto cambian día a día por lo cual la gente que mantiene su postura es la gente perfecta, perfecta para ella misma y el mundo. El resto de la sociedad es una mierda que no tendría que importar, ni siquiera los amigos deben de importar porque nadie te jurará lealtad eterna, nadie te asegura que no te hable un día, nadie te asegura que nunca tendrán una pelea, lo importante es aprender qué son esas peleas, son solo manchas de tinta que no deben cambiar las letras.

—Nunca creí que pudieras ser tan profundo— comenté.

—Yo tampoco, pero llega un punto en el cual decir "Te amo" no sirve, y ese es el punto en el cual entender cómo expresarte, el momento en el cual puedo hacer cosas como decir lo que siento— se acomodó y me miró—. Y yo no solo siento amor, siento que tus ojos cuentan el cuento de nunca acabar, que son testigos de muchas historias que solo nosotros sabemos, que son parte de nuestros pasado, siento que tus ojos guardan todo lo que siento por vos. Siento que el mínimo tacto con tu piel me lleva a mil vidas atrás cuando también estabas pronosticada para mí, porque esto no es suerte, esto es lo que el destino siempre nos tuvo preparamos, nacimos para estar juntos, nací para disfrutar el roce de tu piel con la mía. Nací para ver tu sonrisa y alegrarme, para poder vivir tus logros como si fuesen míos, estamos acá para ser felices y mi felicidad es saber que puedo hacer esto cuando yo quiera.

Rozó sus labios con los míos.

—No solo te amo, también eres mi musa, y para mí eres perfecta porque has salvado tu felicidad muchas veces.

Nos unimos en un dulce y suave beso que estaba lleno de sentimientos encontrados, con amor, con pasión encerrada, era una suave mezcla de nuestra historia, donde el amor y la fe ciega reinaban.

Habíamos pasado tantas cosas, tantas veces me perdí en el laberinto que forman sus ojos, cada vez ese tacto especial para conmigo, cada vez ese sentimiento de la mejor melodía del mundo, cada vez aumentan, cada vez me hacen sentir más feliz. Cada vez que el me mira me hace sentir como la primera vez, cada vez que nos besamos recuerdo aquella noche, recuerdo todo, recuerdo todo lo que me costó amarlo, recuerdo todo lo que hicimos para ser felices y para finalizar recuerdo que tengo que amarlo, porque él me dio lo más importante en mi vida, porque él me ama, porque él se convirtió en mi hogar, en mi familia. Él es parte de mi familia. Él es mi familia.

La cosa más linda (Dievica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora