Domingo.
Me desperté por la voz de Diego que sonaba desde la sala. No quise levantarme, sobre todo porque me encontraba muy cómoda –Cosa que pocas veces ocurre desde que tengo la panza–. Pero lo poco que decía me llamaba mucho la atención, ante todo porque hablaba en italiano. Juntando fuerzas me paré y fui hacía allá, estaba sentado y vi que tenía mí computadora en sus piernas y que mantenía una llamada por Skype, pero no con cualquier persona, sino con mi mamá.
—Por eso Diego te preguntaba si a lo mejor le podrías decir vos o hacemos una llamada por acá pero por favor cuídala y tenes que estar cerca de ella porque no creo que sea fácil, además está muy sensible o mínimo mientras que estuvo acá lo estuvo, casi se ponía a llorar por cualquier cosa…— decía mi mamá, yo me acerqué para que me vean.
—Hola mamá— la saludé sentándome al lado de Diego y viendo como en su cara se pintaba una sonrisa fingida—. ¿Todo bien?
—Sí, es más… Tu… Tu cuñado quiere hablarte— no sonaba convencida, miré a Diego esperando que diga algo pero también sonreía como si todo fuese normal.
Al cabo de cinco minutos y un par de ruidos que parecían gritos Loris, junto a Mia aparecieron en la pantalla.
—¡Lodovica! ¿Cómo estás?— exclamó.
—Bien ¿Por allá? ¿Dónde está Ila?— pregunté feliz al ver a mí sobrina jugar con los dedos de su papá.
—Ila… Ila está un poco cansada, alguien no la dejó dormir anoche— señaló a mi sobrina y con un dedo le hizo unas cosquillitas en la panza.
—Pobre, pero igual mi sobrinita es la nena más linda del mundo— dije feliz mirándola, pero luego no aguante.
Me fui casi corriendo a la habitación y Diego vino detrás mientras las lágrimas caían.
—Preciosa…— susurró y me acarició la espalda—. ¿Qué… Qué pasó? Estabas feliz…
—La extraño Diego. La extraño y mucho quiero poder jugar con ella y hablarle… Aprender con ella, quiero tenerla cerca de mí, quiero y necesito abrazarla, necesito no ser una extraña para ella o una tía que ve cada tanto, quiero ser su tía, la tía Lodo, quiero que aprenda a decir mi nombre porque yo se lo pido y no porque Ila le enseña, quiero que me diga tía y poder jugar con ella…
—Lo sé, pero- — lo interrumpí.
—No, no sabes lo que es no poder tocarla, no poder conocerla como es, extraño tenerla en mis brazos Diego, y lo extraño mucho… Pero me tocó vivir esto, esta vida, me toca estar lejos porque aunque es algo que yo elegí no podía no apoyarte en tu proyecto.
—Y por ello te agradezco, amor, por no dejarme solo— me limpié las lágrimas y lo abracé, sería una noche corta, y no podríamos dormir mucho.
—Diego, quiero que vengas mañana a la grabación ¿Puede ser?
—No lo sé pero haré lo que pueda, te lo prometo, amor.
—Te amo.
Lunes.
—¿Y cómo era tu relación con Clara?— pregunté acariciando en círculos su abdomen.
Hoy mismo empiezo con las grabaciones pero no puedo dormir porque ALGUIEN –Diego– decidió dormir sólo en bóxers y las hormonas que digamos no juegan muy a mi favor pero dije que no lo haría y no lo haré.
—Era muy tierna, muy melosa, nos la pasábamos entre piropos, en todos lados, éramos muy dulces los dos, pero al momento de… Bueno, ya sabes qué, éramos muy imaginativos.
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La cosa más linda (Dievica)
RomansElla. Él. Clara. Tomás. Su compañera de trabajo. El novio de su amiga. Su novia. Su novio. Cuando los roles se confunden y forman la cosa más linda ¿Que puede pasar?