Semana dos.

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Domingo.

No sé si conté que ayer nos fuimos con Tomás, Cande, Maca, Rugg y Damien a Brasil. Luego de comer todo ese dulce de leche tomé el avión. Ayer fue un completo día de playa y hoy iremos a ver el Cristo. Por sí no lo han notado estamos en Río.

-¿Tenes vómitos?- me pregunto Tomás, se ve que tardé mucho en el baño.

-¿Vómitos?- preguntó Cande.- ¿Por qué tendría vómitos? ¿Estas enferma?

Salí rápido del baño.

-No fue nada Cande, estoy bien- respondí rápido, ella se fue a seguir preparándose.- Jurame que no le vas a decir nada a nadie de las sospechas.

-Tranquila Lodo, no lo haré- me abrazo y yo a él.

-Te amo Tomás- pocas palabras más vacías existen.

-Yo más, Lodovica.

Al fin emprendimos viaje hacia allá. La pase muy bien y me pude distraer y olvidar de toda existencia de Diego, o del posible mini Diego. En la noche fuimos a comer afuera, ya que es nuestra última noche aquí.

Lunes.

En un principio al mediodía fuimos un rato a la playa, comimos ahí y volvimos. Me bañe, igual que los demás y tomamos las valijas para volver a Buenos Aires. Llegamos a la noche, y yo moría de hambre. Hoy Tomás se quedaría en mi casa.

-Hola... Por un turno con un ginecólogo... No, es para mi mujer... Posible embarazo- escuche detrás de la puerta.- Mañana esta perf-

-No, la próxima semana- le pedí.

-¿Lunes de la próxima semana?- me preguntó, asentí.- Perfecto, gracias.

El Lunes ya voy a saber si es verdad o si fue una mala jugada de mi mente. Cociné para Tomás y para mi, una receta que hace mucho me pasó mi hermana.

-¿Vos me amarías, aunque yo te lastime?- le pregunte nerviosa.

-Depende...

-¿Si te engaño?

-Supongo que si es por mucho tiempo que lo haces me dolería, pero si fue un momento... Todos tenemos momentos de debilidad.

-¿Vos me engañaste?- hubo un silencio.- Tomás ¿Alguna vez me engañaste?

-Yo... S-si pe-pero ya... No tiene sentido hablar de esto.

-¿Cuándo?

-Ni me acuerdo, Lodovica, no me- - lo interrumpí.

-¿¡CUÁNDO!?

-En los primeros meses, no me acuerdo bien...

No se qué hacer. Tengo un odio y un alivio por dentro. Sin embargo también tengo celos, no se quien será. Empecé a llorar, no aguanté ni dos segundos. No podía permitir que él me engañe, aunque yo hice lo mismo. Me pare de la mesa y me fui a buscar ropa. Tomé un bolso y le empecé a meter lo primero que encontraba. Me voy a ir a la casa de Diego, no quiero ver a Tomás.

-Lodovica- me llamó.- Lodo... Amor- sólo seguí guardando ropa.- Mi amor, Lodo...

-¡No me digas mi amor!- cerré el bolso de una.

-¿A dónde vas? Ya es tarde.

-No interesa- agarre el bolso.

Corrí abajo, y justo agarre un taxi. Le di la dirección de la casa de Diego. Empecé a llorar en el viaje, todo eso me superó. En cuanto llegué Diego me abrió y dormimos juntos.

No mal piensen.

Martes.

Desperté con la voz de Diego retumbando en mis oídos.

La cosa más linda (Dievica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora