Segunda semana.

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Año cero, mes cero, semana dos de vida.

(Something new)

Domingo.

Abrí mis ojos e intenté adecuarlos a la luz. Otro día más en este infierno llamado "Terapia intensiva". Todavía no entiendo cómo pudo ser que la anestesia o no sé qué procedimiento quirúrgico me hizo estar tan mal para tener que someterme a un pequeño coma inducido que duró unos días. Por suerte ya en cualquier momento debían trasladarme a una habitación normal y eso es lo único que quiero, intentar volver a tener una vida normal.

Desde que vi a mi bebé en cuanto nació no pude volver a sostenerla. Y mucho de las bebés no me hablaban, tampoco me mostraban fotos, decían que debía recuperarme antes de poder verlas pero yo no puedo decirle a mi cuerpo "Recupérate". Supongo que igual hago mi mejor esfuerzo.

Diego no me explico mucho de lo que pasó en el parto luego de que me pusieron la anestesia. Pero luego de eso yo recuerdo vagamente estar un rato en la nada misma, hasta que aparecí en una plaza, en el centro de una ciudad divina, donde no había nadie más que yo, en eso recuerdo sentarme en una banca a apreciar el lugar ya que había además de la ciudad una reja que comunicaba a otro lugar. Luego de unos segundos allí sentada llego una mujer con el rostro pacifico, y me preguntó mi nombre. Al decírselo ella frunció el ceño indicando que algo no andaba bien, me dijo que yo no debía estar allí y cuando pensé que al no saber cómo llegar a donde antes estaba no podría volver me dio la mano. Sólo sé que abrí los ojos y había muchos médicos, luego volví a cerrar los ojos y no desperté en días.

Diego apareció con una gran sonrisa, me miró y un poco se le borró.

-¿Cuándo me van a sacar de acá?- pregunté ya nerviosa, me aburría y mucho.

-De hecho hoy, te llevaran a una sala normal en el pabellón de maternidad, y podrás visitar a nuestras bebés- no pude evitar sonreír. Al fin.

-¿Cuándo me llevan? ¿Ya sabes?- ahora estaba ansiosa, sabía que lo primero que haría sería salir de ahí y ver a mis bebés.

-Sí, en un rato empiezo con todos los papeles y formularios, y para mañana ya estarás allá.

-Te juro no puedo esperar más- comenté aliviada.

-Ahora quedate y descansa que es tu último día sin bebés.

Intenté hacer lo que dijo Diego pero en verdad ya lo había hecho todo este tiempo. Y verdaderamente me sentía inútil. Solo quería salir de acá para ver a mis bebés, no creo que sea tanto pedir. Según Diego ya pesaban unos 2000 gramos, bastante para ser sinceros. Tenían una evolución muy favorable y aunque hasta ahora no nos dejaban sacarlas de la incubadora yo lo necesito, realmente odio la idea de que estén mucho tiempo ahí. Según Diego era muy probable que le den el alta ya cuando pesen unos 2300 gramos, ello me alegraba porque no faltaba tanto.

Lunes.

-Diego estoy muy nerviosa- comenté mientras el arrastraba la silla de ruedas.

Sí, estaba en silla de ruedas pero no por mucho, pero al haber estado tantos días sin moverme me costaba bastante mover las piernas, por suerte solo implicaba caminar un poco, no es que ni siquiera las sentía.

-Vamos, no tendrás que agradarles, eres su madre- suspiré y sonreí-. Ahora tranquila, no nos dejan estar mucho tiempo pero debes disfrutar.

Entramos a una sala con un par de incubadoras, Diego me acercó a una y miramos juntos a la bebé. En su bracito llevaba una pulsera que decía "Alessia Dominguez". Mi bebé era tan pequeña, no la recordaba así el día del parto pero ahora que le veo sí, es pequeña. Aunque creo que todos los bebés son pequeños. Pasé mi brazo -Ya antes desinfectado- por un hueco que había allí, con mi mano acaricié la piernita de mi bebé con cuidado de no hacerle ningún daño o correr algún cable.

La cosa más linda (Dievica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora