Semana veintiocho.

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(Give your heart a break)

Domingo.

Estaba aun en el hospital cuando bajé para buscar en el estacionamiento a Ruggero que me estaba esperando al lado de su auto. Pero algo me llamó la atención, Diego acababa de salir del ascensor de al lado y corriendo con lagrimas en los ojos se encaminaba a su auto. Pensé que se quedaría acá hasta la noche pero no. Empecé a gritar su nombre pero él no frenó, sino que tomó su auto y a toda prisa se fue del edificio.

Ruggero se acercó a socorrerme pues aún mis piernas no aguantaban mucho tiempo paradas. Sin embargo me ayudó y sin necesidad de que él me levante me dejó en el asiento de copiloto de su auto. Suspiré mirando hacía donde Diego había desaparecido con su auto.

—Tranquila, no debe ser nada— dijo Rugg, asentí y sonreí—. ¿Cómo estuvo la consulta?— acomodé mis anteojos sin pensarlo antes de contestar.

—Bien, ahora van a ser cada quince días, al ser un embarazo múltiple se complica— acaricié mi vientre por encima de la tela de mi blusa—. Hace mucho que no te veía, nunca venís a visitarme— hice como si estuviera triste y él sonrió.

—Tengo miedo de ir y que este ella… Se desataría la tercera guerra mundial, la argentina contra el italiano, eso es internacional— reímos pero no demasiado—. Igual no solo fui yo, vos y Diego se alejaron mucho desde que terminamos de grabar, apuesto a que ni siquiera viste el último episodio.

—No pude verlo estaba en Italia— me defendí.

—Lo sé, pero al menos por Internet. Muchas chicas de todas partes del mundo lo vieron por Internet, y vos que sos una de las protagonistas no te esforzaste ni a poner un tuit.

—Mi vida era un caos en ese momento Ruggero— hablé un poco más alto.

—Esa no es razón, no lo viste, no nos apoyaste a ninguno de tus amigos. Hay veces que no te reconozco— sus palabras dolían y mucho.

—Yo no cambié, solo que ahora mi prioridad más grande no es ocuparme ni de mi carrera, ni de mí, me estoy centrando en ellas, tengo mucho miedo con el parto porque es un embarazo de riesgo y encima sé que no va a durar mucho el embarazo y que a termino no voy a llegar de seguro. No quiero que les pase nada— Ruggero sonrió.

—Esa sí es Lodovica, ¿te dijeron algo en la consulta?

—Me hablaron de la cesárea de que en embarazos múltiples es lo que más se usa pero no quiero eso, no quiero tener una cesárea me da mucho miedo, eso sumado a la recuperación, de todos modos va a doler ¿Verdad?

Reímos, mucho más tranquilos.

En eso tuve una idea, bastante de película pero espero que funcione.

—Me preguntaba Rugg, ¿te gustaría ser el padrino de una de las bebés?

—Sí— frenó por el semáforo y guió una de sus manos a mi panza—. ¿Quién de ustedes va a ser mi ahijada?

Sonreí.

Lunes.

Diego no atendió ninguno de mis llamados. Ni siquiera un mensaje, nada no habló nada. Me preocupaba porque sabía que algo de nosotros no era, era de Clari o Dante. Dante lo descarto pero Clari… La única con la que podía hablar es Maria Elena y no creo que me quiera hablar, es más me odia. Bueno, yo también odiaría a la amante del marido de mi hija.

Suspiré e intenté pararme para ir al baño, lo logré pero no por mucho, caí casi al instante. No me golpeé la panza de milagro. Escuché las llaves y a Toby ladrar, sabía que era Diego, intenté pararme pero ahora no podía.

La cosa más linda (Dievica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora