(Thinking out loud)
Domingo.
—¿Me creerías si te digo que te amaré por siempre?— preguntó Diego a mi oído.
—¿Qué es por siempre?— dudé.
—El tiempo que vos quieras— comentó, se acercó a mi dándome un suave beso en la comisura del labio.
—¿Me amas realmente?
—Yo te quiero mucho princesa— confesó mirándome a los ojos.
—Vamos a buscar a las mellizas.
Caminamos muy poco hasta llegar a la sala de neonatología. Sacaron primero a Clara, ya que resultó la de más rápida evolución y la depositaron en mis brazos. Mi pequeña princesa era completamente perfecta. Luego tomaron a Alessia y la ubicaron en brazos de Diego. Era algo mágico.
Llenamos unos cuantos formularios y demás papeles, certificando un montón de cosas. Las bebés descansaban en nuestros brazos muy tranquilas. No sé cuanto durará la tranquilidad y eso me preocupa.
Un nuevo desafío siempre aterra, o al menos a mi. Le tengo mucho miedo a los cambios, a lo nuevo, sobre todo si me gustaba lo que estaba haciendo hasta la fecha. Aunque no digo que no me guste tener cambios solo que me dan miedo pero a fin de cuentas la vida es movimiento constante así que siempre van a haber cambios en ella.
—Mira Diego, está muy dormida— le comenté mientras miraba con una gran sonrisa a mi bebé.
—Se nota, dormilona como la madre— reí por lo bajo y me dio un beso en la nariz—. Creo que ese era el último papel así que después de ustedes.
Salimos de la clínica y una buena cantidad de reporteros estaban ahí afuera esperando por nosotros, saludamos rápidamente y nos subimos al auto donde nos esperaba mi papá. Dejamos a las mellizas en los asientos para bebés y yo me quedé atrás mientras que Diego fue adelante y mi papá conducía.
—¿Ila se va mañana?— dudé. Ilaria tiene que irse muy pronto, no pueden dejar sola tanto tiempo la tienda en Italia.
—No, el martes— afirmó mi papá.
—Menos mal, tengo a alguien para hacerles consultas sobre cómo cuidar bebés— comenté—. Diego al final, ¿cómo vamos a hacer con el viaje ahora?
—Cuando las mellizas estén en la semana ocho estaremos viajando ya, y no la octava semana de edad corregida.
—¿Llamaste a Clara?— pregunté rápidamente.
Se suponía que si el bebé de Diego y Clara no hubiese fallecido debería de nacer por estas fechas. Diego me lo había contado y en ese momento lo vi llorar y me rompió el corazón. Sabía que él amaba a ese bebé, sea o no sea de él. Él le tenía un gran cariño a Clara, y no quería que se sienta mal.
Diego tardó mucho en contestar, hasta que con un tono seco respondió cortando con la tensión del ambiente.
—No, no la he llamado.
Luego de unos minutos conversando sobre cosas de las mellizas llegamos al departamento. Esta vez yo tomé a Ale y Diego a Cla. Queríamos turnarnos con ellas ya que las dos eran muy importantes y no queríamos condicionarlas ni que se relacionen más con uno que con el otro.
Entramos por fin en el departamento y Alessia despertó.
—Diego, esta despierta— dije por lo bajo, Diego se acercó y la miró.
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La cosa más linda (Dievica)
RomanceElla. Él. Clara. Tomás. Su compañera de trabajo. El novio de su amiga. Su novia. Su novio. Cuando los roles se confunden y forman la cosa más linda ¿Que puede pasar?