Semana veintiséis.

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(You’re beautiful)

Domingo.

Clara aún está en el departamento. Ya son las doce y cinco minutos. Se quedó todo el día por las dudas, se lo pedí yo. Recuerdo todo lo que pasó, pero sin embargo me sigue dando una fea sensación que me recorre toda la columna vertebral.

Decidí ver qué pasaba, solo escuché dos golpes más luego del último, uno muy fuerte y otro no tanto. Estaba Diego agarrándose la mejilla con una mano, Dante tapándose un ojo y Clari agarrándose la muñeca.

—¿¡Qué pasó!?— exclamé.

—No sé pero…— Clara soltó un gemido de dolor y descubrió su muñeca para mirar su mano. Llena de sangre.

—Clari…— fui hacía ella—. ¿Cómo pasó?

—Es un poco complicado…

»Diego hoy me llamó para pedirme que le traiga… Algo. Al llegar, cuando Diego me abrió Dante entró atrás de mí, cuestión me siguió. Nos empezó a acusar de cosas totalmente tontas, y bueno… Entre todo eso se sacó y revoleo un florero de vidrio, que se me rompió y un pedazo me cortó la muñeca. Dante golpeó a Diego y yo grité, luego repetimos esa acción (Pero lo golpeó sin tanta fuerza) y para que acabe lo golpeé con la mano sana. Diego le golpeó cerca del ojo y Dante, bueno le golpeó la mejilla.”

Por suerte tenía unas vendas y con eso le paré la sangre a Clari, antes limpié la herida con alcohol e inspeccioné que no tenga ningún vidrio. Cubrí la herida y mitad de la mano con la venda, insistió en volver a su casa pero por lo que vi de la cortadura era profunda y no quiso ir al médico así que le pedí que se quede para cualquier cosa ir directo al hospital.

—¿Cómo te sentís ahora, Clari?— pregunté rompiendo con el silencio que nos rodeaba, Clari no le dirigió la palabra a Diego y justo ahora nos habíamos quedado en un completo silencio.

—Mucho mejor…

Se acercó a Diego que tenía la mirada perdida en dirección a la televisión. Él la miró y ella hizo lo mismo pero con rabia.

De un momento a otro la cara de Diego se corrió de mirar al medio ahora miraba a la derecha, Clari agarró su manó y gimió de dolor.

—¿¡Por qué has hecho eso!?— preguntó cabreado Diego, Clara lo miró mientras aún se agarraba la muñeca que había vuelto a sangrar.

—Te lo merecías por haberme engañado con Lodo, pero fue un golpe con amor— respondió de lo más serena—. Duele…— susurró.

—Te volviste a abrir la cortadura, vas a tener que ir al médico— advertí yo.

—No, no debe ser nada. Lo que sí, es horrible, en cualquier momento me van a tildar de que me corto… Ya sabes— soltó un suspiro—. Creo que ya me voy…

—No, de hecho yo quería hacerles una pregunta… ¿Qué era lo que traías Clari?

—Diego…— susurró ella—. ¿Puedo?— él asintió.

Caminó hasta atrás del sillón y sacó una caja. Me la entregó y sonrió. Luego se fue directamente hacía la puerta, abrió ya que la llave estaba allí y se retiró. Tomé la caja en mis manos, y la miré, luego la abrí.

Un vestido, ahí había un vestido parecido al que usé en el final de Violetta. Diría que era el mismo pero este era diferente en la zona del estomago. Miré a Diego esperando a que me explique de qué se trataba.

—Planeaba conquistarte como la primera vez. Esa fue una de las últimas escenas que grabamos. Estábamos peleados cuando la grabamos y sin embargo yo no hacía más que disfrutar la sensación de tenerte en mis brazos, de poder oler tu perfume, de mirar tus ojos. Habías grabado un video gracioso con Damien y Cande, y es el día de hoy que no dejo de verlo una y mil veces. Estaba tan enamorado… O eso creía, pero cada día me enamoro más— me senté a su lado mirándolo, él sonrió y acarició mi mejilla, para luego apartar el cabello de mi cara—. Eres hermosa, tus ojos mieles con toques verdes hacen que me pierda en ellos, tus labios nunca pasan desapercibidos cuando pronuncian mi nombre.

La cosa más linda (Dievica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora