Semana doce.

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Domingo.

—¿Tan raro es verme?— negué con la cabeza.

—No pero… No lo esperaba— me abrazó y yo a ella.

—Yo tampoco lo esperaba— la dejé pasar.

—Veni, vamos a mi habitación…— subimos, y nos sentamos en la cama.

—¡Cómo se nota esa pancita!— me tocó la panza y sí, ya se notaba.

—¿Qué haces acá?— le pregunté.

—La verdad es que creo que lo mismo que vos, escapar de alguien… Bueno, de un recuerdo.

—Lo lamento mucho… Igual, pensemos que ahora está mucho mejor— bajó la mirada y luego la cabeza y empezó a sollozar—. No Mechi, tenes que estar bien… Pensa que ahora es feliz, sea donde sea que esté…

—¿De verdad pensas eso?

—Sí, y también creo que vos tarde o temprano vas a tener que seguir con tu vida. Aunque suene imposible.

Me quedé hablando con ella, a eso de las cuatro de la mañana se fue y yo quedé cansadísima. Por lo tanto me fui a dormir. Me quedé dormida con Toby arriba mío. En la mañana desperté temprano y no sé por qué, se suponía que tenía mucho sueño y no dormí casi nada. Salí de mi habitación con Toby en brazos. Mi papá estaba ahí y quise volver a mi habitación y encerrarme ahí un rato más. Pero no lo hice. Dejé a Toby en el suelo.

—¿Podemos hablar?— asentí con la cabeza y fui a su habitación.

—Igual yo no tengo mucho más que decir…

—Te quería pedir perdón Lodovica, yo no sabía que era Diego el padre. Pensé que era cualquier nene que te dejo embarazada y se fue, si empezabas por ahí yo lo podía entender, porque sé que él es bueno.

—Papá, no te lo dije porque no quiero que controles mi vida.

—Perdón, en verdad, lo lamento— no podía enojarme con mi papá.

—Pero no te metas más en lo que yo hago…— lo abracé.

—De verdad, perdón…— nos abrazamos más fuerte—. ¿Qué va a pasar ahora?

—Diego y yo ya nos peleamos, volví a cometer un error, y después de este error espero que no hayan más. Pero no sé si va a ser posible.

—¿Y si luchas? Lodo, los príncipes azules no son comunes, por eso las princesas tienen que sacar su espada y luchar por lo que sienten…

—No quiero luchar más, porque en vez de luchar contra el dragón, termino luchando contra el príncipe.

—No puedo creer que estés tan grande, vas a ser mamá, me voy a ser abuelo por segunda y tercera vez… Aunque me hubiese gustado que haya sido con un poco más de tiempo…

—¡Papá!

—Es la verdad, tres nietos en tan poco tiempo le va a hacer mal y mi frágil y anciano corazón.

—Te aseguro que tu corazón está mejor que el mío. Vamos a comer— ordené.

—¿Eso es del embarazo? ¿Estas segura de que no estas embarazada desde hace años?

—No digas eso, que voy a tener un cambio de humor y todo mal…

Lunes.

—Hola Mechi— ella tenía su celular en sus manos.

—Te quiero contar dos cosas, una buena y una mala— la dejé pasar.

—Decime primero la buena, y después la mala…

La cosa más linda (Dievica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora