Yo soy Giulio Mancini

Capitulo 54

Giulio....

Hay momentos en la vida que deseamos que nunca acabe.
La rubia yace dormida en mi pecho mientras el fuego en la chimenea se va apagando.

Si hace un año alguien me hubiese dicho que todo lo que he vivido con ella me iba  a suceder me hubiera reído a mas no  poder, quién diría que un hombre como yo se llegaría a enamorar. 

El amor nunca fue una opción, nunca le abrí la puerta, pero Sammy logro ingresar a ella rompiendo todos mis esquemas, murallas y puertas, entro como dueña del lugar apropiándose de él , sin siquiera preguntar si iba hacer recíproco. 

Detallo a la mujer que tiene sus ojos cerrados , su inmaculado rostro, blanco como la porcelana, sus cabellos rubios que no envidian al sol, sus cejas pobladas, su nariz fina, sus labios carnosos y regordetes que he besado y que me pertenecen joder, debo estar mas que obsesionado con ella, la sola idea de que recuerde algún hombre de su pasado me mata, es ilógico, no debería, pero quiero ser siempre el único, ser su pasado, presente y futuro. 

Lamento las veces en que dañe su corazón salvaje, trate de apagar ese fuego interior, pero lo que hacía era avivar la llama que había en él, recuerdo la primera vez que la vi, iba sonriendo sus cabellos rubios se movían por el viento y sus ojos verdes fueron un imán para mi. Para un hombre que no merecía si quiera su atención, un hombre que podría haberla roto de mil maneras, pero ella cada vez me demostraba que era invencible. 

Hoy en su vientre porta al ser que personificará nuestro amor, mi hijo o hija, detallo su abdomen aun plano y mierda, ¿se puede hacer un altar para adorar semejante creación? Sino lo hay, lo construiré, le abriré las puertas del reino que va llegar a tener, tendrá mi protección, mi amor y mi vida a su entera disposición. 

Acaricio de forma leve su brazo, su piel es una invitación para mí, tersa y suave, impecable, mi chica es la mujer mas hermosa del universo, mi mujer, la mujer del demonio de ojos azules como una vez me llego a llamar , mi vida estaba vacía, sin sentido, vivía y moría por mi organización, es verdad pasaron muchas mujeres, unas se quedaron mas tiempo que otras, pero esas mujeres solo eran práctica, hasta que llegó ella, a pesar de que la introduje a mi vida de la forma mas cruel y despiadada que hay, privándola de su libertad, chantajeando y manipulando las cosas para que ella me diera lo que yo quería, pero cada día quería más, aún sigo queriendo más de ella y debo ser un maldito psicópata, pero no puedo estar sin ella, ella es tan vital como el oxigeno que mis pulmones requieren. 

Se remueve en mi abrazo mientras le acaricio suavemente la cabeza. 

--Giulio...-Me dice mientras aún tiene las mejillas sonrojadas.

--Dime mia regina.  -Le digo mientras le detallo el rostro y con mi dedo índice le dibujo el contorno de su mandíbula. 

-- ¿Me prometes que no te vas a burlar? -Me dice mientras se sienta, y yo empiezo a rozar su pezón con mis nudillos.

--¿Qué quiere mi nena?

Apreta los labios mientras cierra sus ojos y se va tornando roja. 

--Quiero fresas con crema batida ,y nachos, y una botella de Jack Daniels, aunque se que no debo tomar licor ,pero me muero por un shot. Tengo la boca hecha agua. 

--Y cuál es el problema bebé, lo que mi mujer quiere se le da.- Le digo mientras le muerdo ese hermoso cuello que tiene varias de mis marcas, por que ella es mía, muchos podrán mirar, pero sólo yo puedo tocar y deleitarme con ella. 

--Me vas a mal acostumbrar.- Sonríe y el brillo en sus ojos hace que se me pare el corazón. 

--Pásame el celular . -Le digo mientras ella estira y su brazo y me lo da en mis manos.