Capitulo 3

15.9K 761 111
                                    

Giulio Mancini....

Sammy, Sammy..... sus ojos me ven con odio, mi sonrisa denota la emoción que en este momento estoy sintiendo, parece un corderito acorralado a una pared, mientras el lobo feroz camina despacio para atacar a su presa. 

La sostengo duro de la nuca y nuestras frentes estas unidas,  su aroma es inigualable, desprende ese aroma a jazmín, que me fascina, la primera vez que la ví, ni siquiera reparo en mí, pasó a mi lado cuando estaba entrando a la fundación de su amiga.

En su archivo pude ver que mantiene un amorío con el guardaespaldas de Henry, se ven desde hace algunos meses, nada serio, puesto que hasta en sus redes sociales solo salen fotos de ella con sus amigas, nada con el ingles. 

La suelto y ella sin más, se voltea viendo hacia la levanta levantando el menton en un claro acto de rebeldía. Me gusta, sé que por dentro esta desecha por lo que acaba de hacer, pero en su naturaleza, no esta mostrar debilidad. 

--¿Qué tanto me ves?--Replica viéndome con esos hermoso ojos verdes llenos de odio, conteniendo las lagrimas. 

--Sé apreciar la belleza de una mujer y no refiero a lo externo, realmente eres hermosa. 

--En otra circunstancia me sentiría halagada, pero ahora con sus palabras lo que me dan son ganas de vomitar. 

Mi risa resuena por todo el vehículo, a veces es una niña malcriada, sigo insistiendo me gusta. 

Mi chofer nos deja en mi casa y antes de bajar del coche le desato las manos, están un poco lastimadas, supongo por que trato por todos los medios de quitarse la soga de las manos, cuando me enfrentó delante de todos, quede admirado por su valentía, no cualquier puede hacerme frente y salir sin un tiro en la cabeza. 

Le extiendo la mano para que pueda bajar del coche, pero la ignora caminando delante mío, la observo mientras camina, ese pantalón negro y esos stilleto la hacen ver mas que elegante, me imagino viéndola en una cena con un hermoso vestido dejando al descubierto sus hermosos hombros blancos. Su temperamento se asimila al de las italianas que he conocido, pero es el triple de insolente.

Le abro la puerta de mi mansión, y ella entra, subiendo las escaleras. 

--¿Para donde vas?--Le interrumpo su asenso a la planta superior. 

--A la habitación donde me encerraron temprano. 

--Esa habitación era temporal. --Me observa abriendo sus hermosos ojos verdes. 

--A partir de hora debes ganarte las cosas Samantha-Le digo subiendo y tomándola del brazo regresando a la sala de estar. 

--¿Disculpa?--Estas demente. 

--Fui claro al decirte que me pertenecías, perdiste tu libertad, lo que incluye la elección de cualquier cosa, nada se hace sin mi autorización. ¿Me has entendido?.

--Si esperas que te la chupe, o me abra de piernas para poder irme a dormir estas muy equivocado. 

Sonrío. La idea de tenerla entre mis brazos esta noche no me desagrada. 

--Si quisiera pedirte que te arrodilles y me la chupes, lo tendrías que hacer, fuiste tú quien me cedió su libertad, y te recuerdo que todo de ti ahora es mío, así que si quisiera tu boca en mi pene lo harías y sin rechistar. 

--Te muestro tu nueva habitación, descansa lo que puedas ya que en unas horas partimos a Italia. 

--Espera, que, por favor, solo permíteme  llamar a mi casa y decir que tuve que irme a Londres por trabajo, por favor, mis padres no saben nada de.....

Yo soy Giulio ManciniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora