𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 6

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𝔈𝔡𝔡𝔦𝔢 𝔐𝔲𝔫𝔰𝔬𝔫

Moví mi brazo para colocarlo por sus hombros. Tome un trago de mi cerveza, ella sujeto la botella de mi mano, y bebió de esta. Es lo más cerca que puedo estar de un beso suyo.

— Eres alguien muy cursi Eddie— comentó ella de la nada, escuché una risa acompañado de esa oración.

— ¡Jah! Yo no veo quejandote— contesté.

— No es una queja. Me gusta— sonrió—, pegué la nota en mi casillero— Desde esta vista, me parecía lindo el hecho de que tenga que mirarme hacia arriba. Volvió a mirar a la nada y esta vez solo era silencio. Un silencio cómodo, los grillos cantaban, la música apesar de no ser de mi gusto, apoyaba la charla desde un punto armonioso y agradable.

— ¿Sabes algo, Eddie?— comenzó a hablar—, te tengo envidia.

— ¿Envidia?— pregunté extraño. ¿De que me tendría envidia?

— Si, quiero decir. No de una forma mala— explicó—, yo no podría usar el tipo de ropa que tú traes, o escuchar la música que tienes en tus casette's.

— ¿Por qué no?— pregunté, la curiosidad me estaba ganando. Podría ser que al fin me hablara al respecto de su pasado, o de sus cicatrices.

— Desearía que me hubieras conocido antes — su voz comenzó quebrarse—. Yo era increíble, igual que tú.

— Para mí eres increíble.

— Gracias pero, está no soy yo de verdad. Quiero decir, no me desagrado, pero no soy yo— comenzó a caminar enfrente de mi mientras hablaba, deje la botella en el piso, no quería hacer nada, solo quería escucharla—. En California, era alguien diferente a como me ves ahora. Tenía el cabello corto, muy...muy corto— ella sonrió, yo hice lo mismo, me imaginé que debió verse hermosa—, tenía un estilo muy distinto a este. Tenía mi banda, todas eran chicas. Yo era como Freddy Mercury con mi piano.

— ¿Piano? ¿Hacías rock con piano?— estaba sorprendido.

— No era del todo rock, pero digamos que en las intros y finales de cada canción. Tambien tocó la batería— hizo una  mueca—, bueno, tocaba la bateria— corrigió.

— ¿Por qué dejaste todo eso?

— Creo que no es secreto que yo fui a una escuela católica, creo que ya lo has escuchado, es casi un chisme— empezó a jugar con sus dedos.

— A mi no me importan los chismes. Nunca me importaron. Y no me importaran jamás.

Ella sonrió, se relamió los labios, y continuo hablando mirando al suelo. Cada detalle de ella se quedaba grabado en mi mente, cómo jugaba con sus ojos cada vez que hablaba, cómo sonreía porque sé que si no hace eso, estoy seguro de que ella se quebraria.

— Yo diseñaba mis camisetas para la banda, tenía mi tatuaje, lo cual me hice con mucha emoción pero, las cicatrices ya no lo hace notar— Bonnie, de desvistió una manga de su chaqueta, y bajo el tirante de su blusa para mostrarme su tatuaje, cuya marca ya no se veía del todo por las cicatrices. Volvió a incorporarse la ropa y continuo hablando—. Me enviaron a un internado, no recuerdo si es católico o lo que sea. Pero había monjas y muchas. Todas eran muy severas. Mis padres creían que yo estaba en algún culto satánico por mi ropa, y por la música que escuchaba, pero nadamás lejos de la realidad— tragó saliva y continuó —, la primera semana pensé que solo sería por un tiempo, pensé que estaban analizandome con respecto a mis estudios, o mi conocimiento— sus ojos empezaron a cristalizarse—, después de esa semana, me encerraron en un cuarto. Me sentaron y me estiraron los brazos en una mesa grande y de madera. Me ataban y golpeaban mis manos hasta sangrar. Para no volver a realizar actos impuros como decían ellas.

𝐇𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐭𝐞 / 𝐄𝐝𝐝𝐢𝐞 𝐌𝐮𝐧𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora