𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 23

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𝔈𝔡𝔡𝔦𝔢 𝔐𝔲𝔫𝔰𝔬𝔫

Bonnie se quedó dormida, yo no podía hacer lo mismo. Mi mente estaba muy despierta adentrándose en recuerdos de los recientes acontecimientos mientras observaba el techo de la recamara, colocando mi antebrazo detrás de mi cabeza sobre la almohada.

La corriente de aire fría me recorre todo el cuerpo, apenas tengo la ropa interior puesta. Bonnie se colocó mi camisa antes de que cayera dormida, la camisa le quedaba holgada, por lo que dormiría de forma cómoda.

No hacía nada más que escuchar todo sonido a mi alrededor o lo que mi oido lograba captar. Escuchaba los grillos cantar, y los quejidos de Bonnie al moverse dormida, incluso como chasqueaba su boca en diversos momentos.
El sonido de los resortes de la cama rechinando con los cambios de posturas de ella y las respiraciones profundas de ambos.

Cambié mi postura, moviendome con cuidado de no despertarla por mi inquietud. Me posiciono de costado quedando cara a cara de Bonnie. Admirando en su vulnerable estado, observando sus ojos cerrados, con una capa oscura de combinadas sombras cubriendo sus párpados. Su boca entreabierta y su cabello en un estado rebelde con variedad de mechones de diferentes grosores en el rostro.

No entiendo cómo alguien puede tenerme así. Espero no abra los ojos en este momento, si lo hace, me descubrirá cómo un psicópata mientras la ve dormida.

Suena aterrador cuando lo pienso así.

Tomo la manta y cubro su cuerpo. Bonnie reacciona mientras duerme, tomando la manta con las manos y cubriéndose aún más, casi llegando a la cabeza.  Sonreía con los labios cerrados, apreciando que mi imaginación haya parecido para animarme y pensar lo siguiente:

<<Parece un burrito de carne.>>

La luz lunar iluminaba en blanco partes de la habitación, que apenas eran visibles. Con ello, apenas resplandecía sobre el rostro de Bonnie, dividiendo su cara a la mitad entre la sombra y la luz.

No quería interrumpir su relajado estado, por lo que solo me limité en observar por un par de segundos más. Giré mi cuerpo y me enderece, me desplace sentado en el borde de la cama.

Buscando mis pantalones con la vista, no logro encontrarlos por la oscuridad, camuflajeados entre las otras ropas esparcidas por el frío suelo.

Finalmente encontré mis pantalones, me los vestí y después me coloque los zapatos. Me levanté y camine por la alcoba hasta llegar a la cómoda dónde se encontraba mi chaqueta encima.
Al parecer ahí cayó luego de retirarnos las ropas.

Estaba desnudo de la cintura hacia arriba, Bonnie se viste con mi camiseta blanca, por lo que se me ocurre por cubrirme solo con la chaqueta sin cerrarla, teniendo parte del pecho y el abdomen al aire libre por el medio.

Caminé en silencio hasta la puerta de la recamara percatado de que no despertara por mis pasos sobre la madera y cegado por la casi inexistente iluminación.

Salí de la habitación y cerré la puerta detrás de mi con cuidado. Sople aire y camine hasta llegar a la sala de estar, el calor de la chimenea ya había cesado y solo tenía pedazos de leña anaranjados, aún vivos por el previo fuego.

Había una pequeña mesita plegable de madera, con las patas parecidas a las tijeras, se encontraba al lado de sofá más ancho. Me acerco y saco todas mis pertenencias de los bolsillos de mi pantalón buscando algún cigarrillo sobre el tablón; llaves, una desgastada billetera de cuero, otro condón, papeles arrugados, y un encendedor.

Dios. Es increíble la cantidad de mierda que me caben en los bolsillos, pero ninguna señal de un maldito cigarro.

<<Mierda, espero no haberla despertado.>> Pensé.

𝐇𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐭𝐞 / 𝐄𝐝𝐝𝐢𝐞 𝐌𝐮𝐧𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora