𝐁𝐞𝐫𝐧𝐚𝐝𝐞𝐭𝐭𝐞
Sentí una leve presión en mi muslo derecho y mi brazo del mismo lado. Estaba boca abajo sobre la cama.
—Te caerás, florecita—dijo Enjolras, tomando fuerza y volteando mi cuerpo a la vez que me alejaba de la orilla de la cama.
—¿Qué? —queria gestionar lo que acaba de ocurrir.
—Tenias la mitad del cuerpo colgado en la orilla—responde tan rápido como mi expresión le permitió deducir mi confusión.
—De acuerdo, amor —arrastre las palabras, y volví a dormir abrazando la almohada extra que ahora tenía porque Enjolras se había levantado.
—¿No quieres levantarte hoy florecita? —cuestionó con la picardía dibujada en su rostro. Las palabras no eran tan claras ya que lo decía con el pañuelo rojo entre los dientes y abotonando su saco.
Negué con la cabeza mientras lo observaba y oculte mi rostro con las almohadas y mi cabello. Enjolras rió y nego con la cabeza, retomando su atención en los botones.
—¿Te vas? —le pregunté con la desilusion en las palabras. Me esperaba que después de todo lo que sucedió anoche, se quedara conmigo.
Enjolras dejo de manipular su ropa una vez acabado de abotonar, se sentó en la orilla de la cama, y comenzó a acariciar mi cabello.
—Quedate conmigo —rogue, sin importarme lo ronca que mi voz sonaba por el cansancio matutino—. Por favor.
Alcance su mano, y Enjolras lo atrajo a sus labios, depositando un beso en mi dorso.
—No quisiera otra cosa, Bernadette—responde con dulzura aún acariciando mi cabello—. Pero tengo que ir, ha ocurrido algo de último instante.
—¿Es algo malo? —cuestione aún más despierta que hace unos segundos, sin embargo, el cansancio era sustituido por la impaciencia de que Enjolras se mantuviera callado—. Dímelo. ¿Es malo?
—No, Bernie, puede ser todo lo opuesto. Pero es posible que pueda haber algún tipo de disturbio en la ciudad.
Respondió. Sin emoción, tranquilo, pero sentía que me ocultaba más. Me senté en la cama, tomando la sábana para cubrirme, no quería distraerlo en un momento de seriedad. Suena absurdo, pero... Enjolras se distrae muy fácilmente si estoy desnuda y no tengo nada que me cubra.
—No irás —dije firme.
—Bernie...
—No voy a permitir que arriesgues tu vida Enjo —volvi a decir sin apartar mis ojos de los suyos—. No es justo.—Florecita —volvio a tomar mi mano y beso mi dorso, no perdió la tranquilidad que se caracterizaba conmigo, me permite recapacitar mi enojo y furia para apaciguar—. No haré nada peligroso. Quieren disolver la cámara de diputados, y erradicar el voto—comenzó a explicar—. No podemos permitir más limitaciones, Bernie. Quiero que tú tengas un futuro libre y sin ataduras.
—No tienes que decir que lo haces por mi, Enjolras —tome asiento junto a el en la orilla de la cama—. Si es algo que te apasiona y quieres defenderlo, no tendré problema en aceptar tus pasiones.
—Aun así, amada mía—tomo mi mano y besó el dorso—. Eres el principal motivo de mis acciones, de tu bienestar sobre todo. Incluso eso implica llegar a cometer crímenes atroces.
Por un momento me rei, pero en mi mente se percibía que era en serio.
—Si tu irás, yo también...
—No, no, no, no Bernadette —susurró y negó tan rápido como escuchó mis palabras, dejando escapar un suspiro, sujetandome el rostro con ambas manos—. Necesito que te quedes aquí. Solo en este día, haz lo que te pido. Te conozco muy bien, y admiro tu determinación, pero me sentiría más seguro si te quedas aquí.
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𝐇𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐭𝐞 / 𝐄𝐝𝐝𝐢𝐞 𝐌𝐮𝐧𝐬𝐨𝐧
FanfictionSiento que te conozco, aunque jamás te haya visto. Siento que te quiero aunque no te conozco. Siento que te he extrañado aún sin siquiera saber quién eras. Pero sé que te amo, te amo tanto que ni una vida puede ser lo suficientemente larga para deci...