𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 40

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𝔈𝔡𝔡𝔦𝔢 𝔐𝔲𝔫𝔰𝔬𝔫

—¿No te duele mucho o si?—pregunte con un cigarrillo entre los dientes.

—No, no te preocupes, Clyde. Esto es como una caricia para mí, he sentido dolores mucho peores — respondió mientras hojeaba una de las revistas que estuvo arrumbado en el suelo de mi habitación hace unos segundos.

—¿Entonces te duele o no? Te contradices bastante —repuse sin despegar mi vista a los ojos sobre la aguja, punzando e inyectando tinta a un costado del gluteo de Bon mientras ella estaba tumbada boca a abajo sobre mi cama.

Llegamos a mi casa, y el alcohol nos hace actuar y pensar sin cordura. Nos quedamos un rato en el sofá para que el alcohol cesara, nuestros tatuajes volvieron a ser tema de conversación entre nosotros. Le dije que me los había hecho con Handpoke, que consiste hacerlo a base de una aguja, con el pulso del puño y tinta. Soy muy limpio cuando se trata de tatuajes, en esta ocasión exagere con la limpieza, pues estoy maniobrando sobre la piel de mi novia y no lo tomaba como un juego la posibilidad de que tomara una infección por culpa mía.

—No te atrevas a poner tu nombre Eddie —advirtio Bon exclamando sobre su hombro hacia atras—. Apenas llevamos unas semanas, almenos espera a unos años.

No pensaba en ponerle mi nombre, pero se sintió bien el hecho de que nos viera juntos en un futuro. Yo no perdía la concentración, el pulso se me daba muy bien ahora, y no quería fallarle haciendo un tatuaje mal hecho. Bon estaba con solo las bragas—se las devolví en la camioneta— también viste de una de mis camisetas que le queda grande pero se atenúa a su cuerpo.

Tome una pausa para fumar de mi cigarrillo, lo volví a colocar en mis dientes y vuelvo al procedimiento. ¿Que hago? Bueno, ella me dijo que le dibujara lo que sea, no tuve muchas ideas. Al principio le dije que podría tatuar encima de sus manos, o recrear el tatuaje del conejo, pero me dijo que aún no era posible aplicar un tatuaje, ya que las cicatrices se siguen curando internamente.

Termine después de media hora, use jabón neutro para limpiar la zona y limpie con cuidado. Estos tatuajes no son tan diferentes a los que se hacen con un aparato, son delicados si, pero no requieren de muchos cuidados ya que solo es por la primera capa de piel.

—Listo bombón —me retire los guantes, y di una palmada sobre el glúteo de Bonnie si tocar el tatuaje recién hecho.
Apague mi cigarrillo y moví el banco donde me senté a otro rincón de la habitación, Bonnie tomó un espejo de mano que encontró por ahí tirado y lo puso en frente del tatuaje.

—Me conoces bastante bien —aludio, alzó la vista viendome  a mi apoyado en el mueble con los brazos cruzados y volvió a ver su tatuaje.

—Iba a tatuar mi nombre pero ya sabes... La tinta se acabó.
—¿Es permanente?
—Si, bastante —afirmo, me acerque a Bon y plante un beso en la mejilla.
Lo oculto muy bien, estoy en una posición muy neutra, pero en el interior estoy orgulloso de mi trabajo. Es una ilustración a barajas del cuento de Alicia en el país de las maravillas, sobre su piel lo hace ver cómo dibujos sobre papel por los trazos que aplique.

—Vamos a dormir —dije una vez que guarde la herramienta en una caja metálica, esterilizada y preparada para otra sesión de tatuaje en algún futuro.

Sacudí la cama, y las cobijas, me quite la ropa solo dejándome trusas, me recosté en el lado junto a la pared y Bon se acostó tambien, me dió la espalda pero estaba muy cerca de mi, el espacio entre ambos era inexistente, rodee un brazo en su cintura y bese su mejilla por última vez antes de quedarme dormido, que fue en cuestión de minutos.

Estaba desesperado. No la encontraba, estaba en una enorme casa que jamás había visto, pero por alguna razón, conocía las puertas y las ventanales cada sala. ¿Que estaba buscando? No lo sé. Pero quería encontrarla.

𝐇𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐭𝐞 / 𝐄𝐝𝐝𝐢𝐞 𝐌𝐮𝐧𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora