𝐁𝐞𝐫𝐧𝐚𝐝𝐞𝐭𝐭𝐞
Al día siguiente, la mañana fue fresca y muy sutil. La habitación era un colorido ambiente marfil por la decoración de la sala más los rayos de sol apenas entrando por la ventana. Me siento muy cómoda, bastante cómoda, a decir verdad.
Algo me impide moverme, siento un cuerpo detrás de mí, y veo un brazo sujetándome por mi vientre. Su antebrazo esta descubierto, su bello es suave y por primera vez me permite tocarlo.
Su pecho toca mi espalda a causa de su profunda respiración, producto de ello, su caliente exhalación me acaricia la espalda. Mi piel se eriza ante tal corriente. ¿En qué momento nos hemos quedado dormidos? ¿Cómo es que accedió en una misma habitación? Suele ser terco en cuanto tradición y protocolo se habla.
Escucho su respiración sobre la mía, más profunda que las otras, se mueve detrás de mí su mano en mi vientre me estruja más a su cuerpo en casi total contacto con el mío y volvió a relajarse.
A su modo, eso es muy claro. Su orgullo a veces puede provocarle la mudez para decirme lo que realmente quiere. La mejor alternativa que pude tener ahora es el seguir durmiendo sintiendo su agarre. Es un lujo tenerlo en este estado tan vulnerable ante mí, además, no me sentiría bien despertarlo, ha hecho mucho trabajo durante estos días, está más que claro que su cansancio lo ha golpeado.
mi hombro desnudo me produjo cosquillas, algo me está despertando sin duda. Era muy placentero, no quiero levantarme, sin embargo, quiero continuar con este gustoso tacto. Vuelven a besarme el hombro y los besos se desplazan a mi cuello. Lleve mi brazo hacia atrás, tocando el cuello de Enjolras, quien seguía con su matutina tarea personal de levantarme.
—Bernadette, despierta— susurra.
—No quiero – hice reproche y volví a aferrarme a la almohada.
—Vamos, tenemos que ir a visitar a alguien – dice, y deposita besos en mi espalda.
Sus dedos tocan la piel de mi espalda moviendo mi cabello, me arqueo un poco por las frías corrientes de aire tocando mi espalda a próximo de estar desnuda.
—Dijiste que irías al ministerio público–comento adormilada con la boca sobre la almohada y vuelvo a ocultarme con las sabanas.
—No será así. Vamos amor, desayunemos y nos iremos – insiste aun con esa suave voz.
Palmoteo la cama buscando alguna almohada libre y lo arrojo hacia atrás con intención de darle. Parece que lo ha esquivado por que no escuche ni un impacto cercano. Continúa removiendo las sabanas buscando algún rastro de piel que marcar con sus labios. Sentí un agujero exponiendo mi piel donde entraba aire frio y después de eso un beso cosquillado que me hizo retorcer.
—Está bien, ya voy –accedo.
Me apoyo sobre mi brazo en el colchón, el aire frio toca la humedad por mi barbilla. Me limpio con los dedos, y me doy cuenta de que he babeado durante mi sueño. Agradezco que Engorras solo pueda verme la espalda y para no percatarse de mi vergüenza personal.
¿Pero qué puedo hacer? Amo dormir. Y lo puedo hacer en cualquier lado, incluso sobre un árbol.
Él se dirigió a su habitación para dejarme a mi privacidad para vestirme. Hace tiempo que no usaba mis flores, es una mañana muy linda que hace armonía con mi dulce humor, estaba emocionada por nada en particular. Me coloque mi vestido blanco para los campos, es muy cómodo. Dude mucho en utilizar guantes, mis manos no me favorecen en cuanto la apariencia, pero debo dejar que se recuperen sin la intervención de cubrirlas. Me cubro con mi mantón y me coloco la pañoleta de Enjolras como diadema, se ha vuelto el favorito de mis accesorios, más que una simple pañoleta, la reconozco como un símbolo de nuestra unión. Y por si acaso, llevaba mi cartera con un par de guantes en el interior.
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𝐇𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐭𝐞 / 𝐄𝐝𝐝𝐢𝐞 𝐌𝐮𝐧𝐬𝐨𝐧
FanfictionSiento que te conozco, aunque jamás te haya visto. Siento que te quiero aunque no te conozco. Siento que te he extrañado aún sin siquiera saber quién eras. Pero sé que te amo, te amo tanto que ni una vida puede ser lo suficientemente larga para deci...